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Es sabido que las madres adeptas al Emperador acostumbran a contar por las noches a sus hijos cómo éste llegó a Roma cabalgando a lomos de una blanca paloma. Y que, desde tan ventajosa posición, el Emperador se dedicó a fulminar con sus rayos de bondad al malvado Procónsul y sus daemonii, que por aquél entonces se encontraban librando una guerra cruel e injusta contra los persas, a los que exterminaban para apoderarse de su milagroso óleo. El Procónsul, según continúa el maternal relato, estaba entonces a punto de ganar los comicios y esto habría llevado a Roma a un desastre sin precedentes, pues los sanguinarios daemonii habrían instaurado un reino de terror. Pero el Emperador, con su paloma y su fiel Rubor Calvus, destrozaron las urnas, flagelaron al Procónsul y sus seguidores y, no sólo evitaron que éstos ganaran los comicios, sino que a punto estuvieron de expulsarlos definitivamente de Roma. Y envuelto en un ansia infinita de paz Bonus pudo exclamar orgullosamente que prefería ser muerto a matar. Y así, desde Rubor Calvus a Bonus, a calvo ad calvum, triunfó la Pax Romana. Y llegado este punto los infantes que escuchan el relato están excitados y presa de un virtuoso odio contra los daemonii, con lo que no hay manera de que se duerman.
Pero ocurre que este relato es tan bello que no sólo emociona a los infantes, sino también a los acólitos del Emperador que han alcanzado la edad adulta. Y éstos, no queriendo reconocer su afición a los cuentos infantiles, ni las lágrimas de emoción que recorren sus mejillas cuando los escuchan, han adaptado el relato a una versión adulta, que ellos mismos han acabado creyendo. Y en esta versión el Procónsul no es perseguido y flagelado por su intrínseca maldad, sino por incumplir las ceremonias establecidas antes de emprender una guerra. Porque sucede que el Procónsul marchó contra los persas sin propiciar debidamente a los sacerdotes del culto de Onu, una religión mistérica en la que no solo participan los romanos, sino también la mayoría de los pueblos bárbaros. Y estos sacerdotes de Onu, no sólo obtienen su sabiduría por cauces no accesibles a la mayoría de los mortales, sino que, además, hay una serie de ellos que gozan de preeminencia en sus decisiones, favor que les otorgó Marte por vencer en la última guerra contra los germanos. Y hay que decir que, entre estos sacerdotes cuyas decisiones no se pueden discutir, están los galos, que, lejos de vencer a los germanos, se rindieron a ellos en cuanto éstos mostraron sus armas, colaborando, a continuación, activamente con ellos, pero esto no es más que uno de los misterios de este singular culto.
Y sucede que ahora el Emperador parece haberse olvidado de su anhelo de paz. Y, sustituyendo la paloma por las águilas de sus legiones, se ha lanzado a la guerra contra el rey de Cirenaica, que también dispone de óleo, y cuyo aspecto general es el que tendría Medusa tras una noche sin Morfeo. Y ahora los fieles del Emperador se muestran perplejos ante este cambio, que parece contradecir los cuentos de sus infancia, y que parece acercar su comportamiento al del Procónsul en la guerra contra los persas. Pero todos los lugartenientes del Emperador se han lanzado a defender que ambos casos nada tienen que ver, y que lo importante es que, en esta ocasión, Onu ha sido debidamente propiciada antes del ataque. Y a todo esto el Procónsul asiste pensativo y mirando a la bóveda celeste, como si pensara que mejor mudo que flagelado de nuevo.
jueves, 24 de marzo de 2011
lunes, 14 de febrero de 2011
EL GOBERNADOR Y EL NÚMIDA
Se habla en estos días de un singular episodio que, según dicen, consistió en lo siguiente. Que se presentó en el Foro el antiguo gobernador de los Oscos acompañado por un visitante de más allá de la Tingitana. Y, tras propiciar a los Dioses, y pronunciar la fórmula, habitual en los miembros de la facción del Emperador, “Proconsulem esse delendam”, que tan buen resultado dio al severo Catón en su campaña contra Cartago, presentó a su acompañante, y dijo “nosotros somos iguales, como Castor y Pólux, pues es más lo que nos une que lo que nos separa”. Y al oír estas palabras quedaron los asistentes perplejos, pues el gobernador es un hombre de tez sonrosada, mientras que el visitante era un númida más negro que un tizón. Y por eso es posible que las palabras del gobernador tuvieran significados más profundos, y por eso creo que es necesario hablar un poco más de él.
Y lo primero que hay que decir es que este gobernador es un hombre tan querido por la gente que, en ocasiones, le han llegado a donar ínsulas. Y se cuenta que en una ocasión, apesadumbrado por la aridez de las tierras que gobernaba, se dirigió a las sacerdotisas de Ceres para pedirles que mediaran ante la Diosa y ésta concediera a esas tierras el don de la fertilidad. Y se dice que, no sólo ofreció realizar ingentes sacrificios, sino que incluso prometió a la diosa entregarle su propia vida, pues este gobernador es tan abnegado que, según dice, prefiere morir antes que matar. Y se cuenta que la Diosa, conmovida por la solicitud del gobernador, le concedió parcialmente su deseo, pues, si bien sus tierras continúan igual de yermas, al menos brotó pelo sobre su cabeza, que hasta entonces había sido no menos árida que éstas. Y es por esta magnanimidad por lo que el gobernador recibe el nombre de Bonus.
Y también hay que decir a favor de Bonus que es una persona tan llana y campechana, que, a pesar de ser más rico que Craso, le gusta presentarse, como si de un nuevo Graco se tratase, como un amante y defensor de la plebe. Y es por esto que le gusta adoptar las costumbres agrícolas, lo que le ha llevado a hablar con la rusticidad de un servus. Y por eso, en tono de burla sus detractores lo llaman el maestro de la aticidad, o, para abreviar, Bono el Ático. Y estos detractores dicen que esta campechanía no es más que una máscara, similar a las que usan los actores del teatro, y que lejos de pertenecer a la plebe es, en realidad, un equite que cuenta con una nutrida cuadra.
Y en cuanto al númida, recibe el nombre griego de Teodoro, o regalo de los dioses. Y dicen los que lo conocen que acostumbra a disfrutar de todos los bienes que lo rodean, bien se los hayan regalado efectivamente los dioses, o se los haya apropiado él por su cuenta. Pues dicen que trata a sus súbditos con gran severidad, y, mientras estos viven entre grandes privaciones, Teodoro vive rodeado de lujos exquisitos. Y, si bien en apariencia ha adoptado el sistema de comicios romanos, lo utiliza exclusivamente como el método más sencillo de detectar a aquéllos que se oponen a sus designios. Pues, en cuanto convoca estos comicios, y algún incauto se presenta a ellos, aparecen inmediatamente los pretorianos de Teodoro que, sin más ceremonia, lo llevan, en el mejor de los casos a la ergástula.
El caso es que allí estaba Bonus presentando como un hermano al oscuro antropófago, y, como he dicho los asistentes intentaban encontrar las semejanzas. Y es posible que, en breve, el propio Bonus lo aclare con su tono habitual. Pero mientras tanto los maledicentes comentaban que quizás las diferencias no fueran tantas.
Y lo primero que hay que decir es que este gobernador es un hombre tan querido por la gente que, en ocasiones, le han llegado a donar ínsulas. Y se cuenta que en una ocasión, apesadumbrado por la aridez de las tierras que gobernaba, se dirigió a las sacerdotisas de Ceres para pedirles que mediaran ante la Diosa y ésta concediera a esas tierras el don de la fertilidad. Y se dice que, no sólo ofreció realizar ingentes sacrificios, sino que incluso prometió a la diosa entregarle su propia vida, pues este gobernador es tan abnegado que, según dice, prefiere morir antes que matar. Y se cuenta que la Diosa, conmovida por la solicitud del gobernador, le concedió parcialmente su deseo, pues, si bien sus tierras continúan igual de yermas, al menos brotó pelo sobre su cabeza, que hasta entonces había sido no menos árida que éstas. Y es por esta magnanimidad por lo que el gobernador recibe el nombre de Bonus.
Y también hay que decir a favor de Bonus que es una persona tan llana y campechana, que, a pesar de ser más rico que Craso, le gusta presentarse, como si de un nuevo Graco se tratase, como un amante y defensor de la plebe. Y es por esto que le gusta adoptar las costumbres agrícolas, lo que le ha llevado a hablar con la rusticidad de un servus. Y por eso, en tono de burla sus detractores lo llaman el maestro de la aticidad, o, para abreviar, Bono el Ático. Y estos detractores dicen que esta campechanía no es más que una máscara, similar a las que usan los actores del teatro, y que lejos de pertenecer a la plebe es, en realidad, un equite que cuenta con una nutrida cuadra.
Y en cuanto al númida, recibe el nombre griego de Teodoro, o regalo de los dioses. Y dicen los que lo conocen que acostumbra a disfrutar de todos los bienes que lo rodean, bien se los hayan regalado efectivamente los dioses, o se los haya apropiado él por su cuenta. Pues dicen que trata a sus súbditos con gran severidad, y, mientras estos viven entre grandes privaciones, Teodoro vive rodeado de lujos exquisitos. Y, si bien en apariencia ha adoptado el sistema de comicios romanos, lo utiliza exclusivamente como el método más sencillo de detectar a aquéllos que se oponen a sus designios. Pues, en cuanto convoca estos comicios, y algún incauto se presenta a ellos, aparecen inmediatamente los pretorianos de Teodoro que, sin más ceremonia, lo llevan, en el mejor de los casos a la ergástula.
El caso es que allí estaba Bonus presentando como un hermano al oscuro antropófago, y, como he dicho los asistentes intentaban encontrar las semejanzas. Y es posible que, en breve, el propio Bonus lo aclare con su tono habitual. Pero mientras tanto los maledicentes comentaban que quizás las diferencias no fueran tantas.
lunes, 22 de noviembre de 2010
LOS COMICIOS SAMNITAS
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El tercer día anterior a las calendas de diciembre tendrán lugar los comicios samnitas. Y es por eso que creo que es una buena ocasión para hablar de esta tribu singular.
Y lo primero que hay que decir es que los samnitas están muy orgullosos de su sentido común, que ellos llaman seny, gracias al cual, en pocas décadas de gobierno samnita, su capital ha pasado de ser un decadente foco de cultura a un modelo de sencillez rústica del agro. Los samnitas acostumbran a tocarse con un peculiar gorro carmesí con el extremo enrollado como trompa de paquidermo, razón por la que se conoce este gorro como barritante o barritina. También acostumbran a envolverse en su bandera siempre que cualquiera de ellos es criticado, y con esto quieren decir que quien critica a uno de ellos critica a toda la tribu.
Y ocurre con los samnitas algo muy parecido a lo que pasa con los sabinos: que dicen que la provincia que ocupan no forma parte de Roma, y que, por el contrario, es de su exclusiva propiedad. Y ello a pesar de que en esa provincia viven tanto samnitas como no samnitas, aunque hay que decir que estos últimos, dado las grandes ventajas que reporta la pertenencia a la casta samnita, acostumbran a practicar técnicas similares a la del camaleón, que se torna del color del paisaje circundante con el fin de confundirse con él. Y el ejemplo más conspicuo de esto es el actual gobernador de la provincia, un oriundo de la Bética que ha renunciado incluso a su idioma, en el que tenía grandes dificultades para expresarse, para adoptar el samnita, en el que las tiene todas.
Y es este gobernador una persona con la expresión beatífica de aquél que ha salido indemne de todos sus encuentros con el conocimiento. Y es por eso por lo que es llamado Flabergasto. Y, como el resto de los candidatos que se presentan a los comicios, Flabergasto anda intentando convencer a los electores de que él es la mejor opción posible de entre todos ellos. Y por eso sus consiliarii, como los del resto de los candidatos, se devanan los sesos para intentar mostrar todas sus virtudes, o, al menos, procurar que sus defectos no sean demasiado evidentes.
Y todos los consiliarii parecen haberse puesto de acuerdo en que, dado el funesto estado de la res pública en general, y el bajo nivel de los candidatos en particular, es mejor dirigir la atención del populus hacia otras cosas más alegres. Y por eso todos ellos se han lanzado, sin venir a cuento, a hablar del coito y sus dependencias. Y el más osado en esto ha sido el propio Flabergasto, el cual, a pesar de que su apariencia no permitía presagiar grandes alardes en este campo, ha prometido a las puellae que, si introducen el voto que lleva su efigie en la urna, obtendrán en ese momento el clímax con el que la Diosa Venus premia a sus seguidores. Y otra de las candidatas se exhibe en el foro envuelta en una sucinta clámide, haciendo como que se la quita o no se la quita, lo que parece estimular el fervor del populus. Y hay incluso un tercero que ha incluido en su facción a una trabajadora del amor, como si prometiera que recibirá a sus electores, si no con los brazos abiertos, tal vez con otras partes de su anatomía igualmente abiertas.
Y de este modo en los comicios samnitas se ha impuesto, como argumento transversal, la sonrisa vertical, lo que parece indicar que esta provincia jovial ha decidido emprender el camino a la ruina dentro de la comitiva de Baco, y al son de la flauta de Fauno.
El tercer día anterior a las calendas de diciembre tendrán lugar los comicios samnitas. Y es por eso que creo que es una buena ocasión para hablar de esta tribu singular.
Y lo primero que hay que decir es que los samnitas están muy orgullosos de su sentido común, que ellos llaman seny, gracias al cual, en pocas décadas de gobierno samnita, su capital ha pasado de ser un decadente foco de cultura a un modelo de sencillez rústica del agro. Los samnitas acostumbran a tocarse con un peculiar gorro carmesí con el extremo enrollado como trompa de paquidermo, razón por la que se conoce este gorro como barritante o barritina. También acostumbran a envolverse en su bandera siempre que cualquiera de ellos es criticado, y con esto quieren decir que quien critica a uno de ellos critica a toda la tribu.
Y ocurre con los samnitas algo muy parecido a lo que pasa con los sabinos: que dicen que la provincia que ocupan no forma parte de Roma, y que, por el contrario, es de su exclusiva propiedad. Y ello a pesar de que en esa provincia viven tanto samnitas como no samnitas, aunque hay que decir que estos últimos, dado las grandes ventajas que reporta la pertenencia a la casta samnita, acostumbran a practicar técnicas similares a la del camaleón, que se torna del color del paisaje circundante con el fin de confundirse con él. Y el ejemplo más conspicuo de esto es el actual gobernador de la provincia, un oriundo de la Bética que ha renunciado incluso a su idioma, en el que tenía grandes dificultades para expresarse, para adoptar el samnita, en el que las tiene todas.
Y es este gobernador una persona con la expresión beatífica de aquél que ha salido indemne de todos sus encuentros con el conocimiento. Y es por eso por lo que es llamado Flabergasto. Y, como el resto de los candidatos que se presentan a los comicios, Flabergasto anda intentando convencer a los electores de que él es la mejor opción posible de entre todos ellos. Y por eso sus consiliarii, como los del resto de los candidatos, se devanan los sesos para intentar mostrar todas sus virtudes, o, al menos, procurar que sus defectos no sean demasiado evidentes.
Y todos los consiliarii parecen haberse puesto de acuerdo en que, dado el funesto estado de la res pública en general, y el bajo nivel de los candidatos en particular, es mejor dirigir la atención del populus hacia otras cosas más alegres. Y por eso todos ellos se han lanzado, sin venir a cuento, a hablar del coito y sus dependencias. Y el más osado en esto ha sido el propio Flabergasto, el cual, a pesar de que su apariencia no permitía presagiar grandes alardes en este campo, ha prometido a las puellae que, si introducen el voto que lleva su efigie en la urna, obtendrán en ese momento el clímax con el que la Diosa Venus premia a sus seguidores. Y otra de las candidatas se exhibe en el foro envuelta en una sucinta clámide, haciendo como que se la quita o no se la quita, lo que parece estimular el fervor del populus. Y hay incluso un tercero que ha incluido en su facción a una trabajadora del amor, como si prometiera que recibirá a sus electores, si no con los brazos abiertos, tal vez con otras partes de su anatomía igualmente abiertas.
Y de este modo en los comicios samnitas se ha impuesto, como argumento transversal, la sonrisa vertical, lo que parece indicar que esta provincia jovial ha decidido emprender el camino a la ruina dentro de la comitiva de Baco, y al son de la flauta de Fauno.
sábado, 13 de noviembre de 2010
ALGO MÁS SOBRE LOS SABINOS
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Y estos días recibo en mi domus a un amigo que habita más allá del limes. Y anoche, mientras despachábamos la frugal colación que conviene, tanto a mis personales hábitos, como a la situación económica general de Roma, este amigo se interesó por lo que ocurre en la provincia donde habitan los sabinos. Y hay que empezar diciendo que esta provincia está habitada, tanto por los sabinos, como por los que no son sabinos.Los sabinos fueron creados por un demiurgo del cual toman su nombre, que a su vez era, según algunos, un hijo de la diosa Manía, y, según otros, un hijo de la Grandísima, lo que, según creo, hace referencia a una deidad local. Después de que su creador abandonara este mundo, la tribu de los sabinos fue guiada por el heptamilenario druida Abiectus Arzaius, de quien ya hemos hablado en alguna ocasión, en una peregrinación interminable en la que fue acumulando agravios por parte de Roma. Y hay que decir que la doctrina de la tribu de los sabinos se basa en dos conceptos elementales: que la provincia en la que habitan no forma parte de Roma, y que ellos son sus propietarios. Y para desarrollar estos conceptos cuentan con la ayuda eficaz de una banda de asesinos, que a lo largo de muchos años se ha dedicado a persuadir, aterrorizar, o matar, según los casos, a todos aquéllos que se mostraban refractarios a su doctrina.
Y entre los que no son sabinos se encuentran tanto los seguidores del Procónsul como los seguidores del Emperador, aunque la situación de estos últimos es más confusa. Pues el Emperador, en su bondad, y dentro de la estricta observancia del progressus immaculatus y de la aequidistantia, tras los comicios en los que resultó elegido se empeñó en conseguir la Pax Romana Sonriente. Y para ello, en lugar de perseguir a los asesinos sabinos, ponerlos a disposición del Cuestor, y enviarlos al ergástulo, decidió llegar a un acuerdo con ellos. Y hay que decir que esto lo hacía al mismo tiempo que firmaba un Sagrado Acuerdo con el Procónsul comprometiéndose a no tener jamás tratos con los dichos asesinos, ni con el resto de sabinos que se benefician de sus crímenes.
Pero transcurrido el tiempo, viendo que la Pax Sonriente no acababa de llegar, y que los asesinos continuaban matando como acostumbran, el Emperador pareció recapacitar. Y desde las últimas elecciones celebradas en la provincia gobierna en ella uno de sus delegados, Bismarco Pachilopiscis, que desplazó a los tradicionales gobernantes sabinos apoyado por el delegado de la facción del Procónsul, lo que inauguró una época de esperanza para los atribulados habitantes no sabinos de la provincia.
Y, tras exponer sucintamente estos antecedentes, pasé a describir a mi invitado los acontecimientos de mayor actualidad. Ocurre que el jefe de la facción del Emperador en la provincia, cuyo nombre es Eguigurio, ha sido llamado para declarar en los Tribunales en los que está siendo juzgado un miembro de la banda de asesinos sabinos. Y lo que ha llamado la atención en el foro es que Eguigurio va a acudir, pero para declarar en favor de éste. Y a esto se ha añadido el hecho de que el propio Eguigurio ha contado que, en distintas ocasiones, ha compartido manduca con uno de los más conspicuos asesinos sabinos. Y Eguigurio ha añadido que este asesino es una persona campechana y jovial, y para darse cuenta de ello sólo hay que hacer un pequeño esfuerzo para no fijarse en la extensa procesión de espectros que siempre lo acompaña, y que son las personas que ha ido asesinando a lo largo de su vida. Y hay quien opina que Eguigurio, al comportarse de este modo, lo que intenta es evitar engrosar dicha procesión. Y ayer, mientras Eguigurio paseaba por el foro y la gente se arremolinaba en torno a él para preguntarle por sus relaciones con el asesino sabino, Pachilopiscis saltó adelante con la gallardía de un gladiador, algo muy poco acorde con su naturaleza, e increpó a los espectadores diciendo que Eguigurio es en realidad, un hombre bueno. Y hay quienes dicen que Pachilopiscis podía haber realizado ese alarde de energía en un momento anterior, concretamente uno que ha tenido lugar muy recientemente, en el que el Emperador ha negociado, a sus espaldas, un acuerdo con los mismos sabinos a los que Pachilopiscis desalojó del poder tras los comicios.
Y al llegar a este punto tuve que interrumpir mi explicación, pues advertí que mi invitado me miraba con la boca en forma de “o”, se llevaba el dedo índice a la sien realizando un movimiento rotatorio, y, en su propia lengua exclamaba “estos romanos están majaretas”, algo que juzgué enigmático pero significativo.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
EL EMPERADOR Y LA COMUNICATIO
Recién llegado de un largo viaje que me ha llevado más allá del limes, vuelvo a estar en Roma reencontrándome con mis asuntos cotidianos. Y tengo que decir que, aunque en el trascurso de mis peregrinaciones he visto y oído cosas que desafían la capacidad de comprensión de los hombres, nada supera en maravilla a los sucesos cotidianos de Roma. Y es que el comportamiento habitual de los romanos excede en singularidad a, por ejemplo, las costumbres de los sciapodos que habitan las áridas tierras meridionales, los cuales, dada la ausencia de árboles y las altas temperaturas de los lugares en que viven, se proporcionan sombra con su propio pie.
Y lo primero que me cuentan es que el Emperador ha consultado a un nuevo colegio de arúspices que practican un culto mistérico al que llaman demoskopia, llamándose ellos mismos demoskopos. Y se dice que estos demoskopos, tras contemplar el vuelo de unas aves, diseccionar las entrañas de otras, y escudriñar los cielos tormentosos para averiguar lo que Júpiter nos intenta decir mediante sus fulgores, han llegado a la conclusión de que el Emperador no es amado por sus súbditos. Y hay quien dice que, para llegar a esa conclusión, no hacía falta destripar pájaros ni contemplar el cielo bajo la lluvia con grave riesgo de su salud, puesto que les habría bastado con darse una vuelta por el foro. Y al decir esto se refieren a que en allí la gente se dedica, olvidando el respeto, la veneración, y el temor que el Emperador debería provocarles, a criticarlo abiertamente cuando no a insultarlo. E incluso hay quien por las noches se anima a pintar, armado con un carboncillo, bigotes en las efigies del Emperador, e incluso cejas que acentúan las que naturalmente lo adornan, dejándolas de este modo decoradas para diversión de los que la contemplan al día siguiente.
Y es que las arcas de Roma están exhaustas, y la gestión que el Emperador ha hecho de los asuntos económicos no ha contribuido a realzar su prestigio. Y el Emperador sabe que Roma está en bancarrota, y sabe que sus súbditos no lo aman, pero no acierta a relacionar ambas cosas. Y, considerándose incapaz para resolver lo primero, ha decidido poner freno a lo segundo. Y al ser consultados al respecto los demoskopos le han revelado que lo importante no es hacer algo sino hablar mucho. Y cuentan los que estaban allí que, mientras los demoskopos formulaban esta afirmación, se miraron entre ellos y exclamaron eureka, pues, afirmaron, acababan de descubrir la propaganda. Y, convencido y entusiasmado por la idea, el Emperador ha decidido otorgar plenos poderes al jefe de los pretorianos Rubor Calvus, que es llamado así en consideración a una virtud moral y a una característica física, respectivamente la capacidad para sentir vergüenza ante sus actos y la abundante cabellera, de las que los dioses no han querido dotarle. De modo que Rubor Calvus ha sido investido de los poderes extraordinarios de un dictator tal y como requiere la situación, y ha recibido el encargo de detener la pérdida de afecto de sus súbditos como sea, que es un añadido con el que el Emperador acostumbra finalizar sus frases. Y, bajo las órdenes de Rubor Calvus los pretorianos se han puesto a la acción y han emprendido inmediatamente dos tareas, consistiendo la primera en decretar una nueva persecución contra el Procónsul y sus seguidores. Y esto los ha cogido por sorpresa, porque el Procónsul había adivinado la táctica de los seguidores del Emperador consistente en echarles la culpa de todo. Porque cuando el Emperador era sorprendido negociando con los asesinos que habitan en tierras de los sabinos, el Procónsul era flagelado por practicar la crispatio; y cuando las arcas de Roma se vaciaban, el Procónsul era acusado de no tirar de la cuadriga; y si, con el fin de evitar nuevas persecuciones, el Procónsul se hacía el simpático, era inmediatamente denostado por aspirar únicamente al poder. Y es por esto por lo que el Procónsul permanecía oculto y sin atreverse a alzar la voz, lo que no le ha servido de nada ante esta nueva campaña de Rubor Calvus.
Y hay que decir que la segunda de las acciones que ha emprendido el Emperador y los pretorianos consiste en volver a negociar con los asesinos sabinos, pero de todo esto creo que habrá sobradas ocasiones de hablar en las próximas calendas.
Y lo primero que me cuentan es que el Emperador ha consultado a un nuevo colegio de arúspices que practican un culto mistérico al que llaman demoskopia, llamándose ellos mismos demoskopos. Y se dice que estos demoskopos, tras contemplar el vuelo de unas aves, diseccionar las entrañas de otras, y escudriñar los cielos tormentosos para averiguar lo que Júpiter nos intenta decir mediante sus fulgores, han llegado a la conclusión de que el Emperador no es amado por sus súbditos. Y hay quien dice que, para llegar a esa conclusión, no hacía falta destripar pájaros ni contemplar el cielo bajo la lluvia con grave riesgo de su salud, puesto que les habría bastado con darse una vuelta por el foro. Y al decir esto se refieren a que en allí la gente se dedica, olvidando el respeto, la veneración, y el temor que el Emperador debería provocarles, a criticarlo abiertamente cuando no a insultarlo. E incluso hay quien por las noches se anima a pintar, armado con un carboncillo, bigotes en las efigies del Emperador, e incluso cejas que acentúan las que naturalmente lo adornan, dejándolas de este modo decoradas para diversión de los que la contemplan al día siguiente.
Y es que las arcas de Roma están exhaustas, y la gestión que el Emperador ha hecho de los asuntos económicos no ha contribuido a realzar su prestigio. Y el Emperador sabe que Roma está en bancarrota, y sabe que sus súbditos no lo aman, pero no acierta a relacionar ambas cosas. Y, considerándose incapaz para resolver lo primero, ha decidido poner freno a lo segundo. Y al ser consultados al respecto los demoskopos le han revelado que lo importante no es hacer algo sino hablar mucho. Y cuentan los que estaban allí que, mientras los demoskopos formulaban esta afirmación, se miraron entre ellos y exclamaron eureka, pues, afirmaron, acababan de descubrir la propaganda. Y, convencido y entusiasmado por la idea, el Emperador ha decidido otorgar plenos poderes al jefe de los pretorianos Rubor Calvus, que es llamado así en consideración a una virtud moral y a una característica física, respectivamente la capacidad para sentir vergüenza ante sus actos y la abundante cabellera, de las que los dioses no han querido dotarle. De modo que Rubor Calvus ha sido investido de los poderes extraordinarios de un dictator tal y como requiere la situación, y ha recibido el encargo de detener la pérdida de afecto de sus súbditos como sea, que es un añadido con el que el Emperador acostumbra finalizar sus frases. Y, bajo las órdenes de Rubor Calvus los pretorianos se han puesto a la acción y han emprendido inmediatamente dos tareas, consistiendo la primera en decretar una nueva persecución contra el Procónsul y sus seguidores. Y esto los ha cogido por sorpresa, porque el Procónsul había adivinado la táctica de los seguidores del Emperador consistente en echarles la culpa de todo. Porque cuando el Emperador era sorprendido negociando con los asesinos que habitan en tierras de los sabinos, el Procónsul era flagelado por practicar la crispatio; y cuando las arcas de Roma se vaciaban, el Procónsul era acusado de no tirar de la cuadriga; y si, con el fin de evitar nuevas persecuciones, el Procónsul se hacía el simpático, era inmediatamente denostado por aspirar únicamente al poder. Y es por esto por lo que el Procónsul permanecía oculto y sin atreverse a alzar la voz, lo que no le ha servido de nada ante esta nueva campaña de Rubor Calvus.
Y hay que decir que la segunda de las acciones que ha emprendido el Emperador y los pretorianos consiste en volver a negociar con los asesinos sabinos, pero de todo esto creo que habrá sobradas ocasiones de hablar en las próximas calendas.
domingo, 31 de octubre de 2010
DRAMATIS PERSONAE
Personas no versadas en la política romana me han pedido que haga un pequeño resumen de sus protagonistas. Aquí está:
- El Emperador. Gobernante de Roma dotado de cejas inclinadas a dos aguas como tejado de compluvio. Practica la religión, mayoritaria en Roma, del progressus immaculatus, de la cuál se ha proclamado Dios mediante un edicto. Entre sus obras más relevantes se encuentra la Alianza de la Civilización y los Bárbaros.
- El Procónsul. Aspira a suceder al Emperador, pero su simpatía resulta un tanto forzada. Cuenta con la desventaja adicional de no tener una religión propia ni ser dios, y es objeto de frecuentes persecuciones por parte del Emperador.
- Los sabinos. Feroz tribu del norte de Roma que aspira a la secesión, para lo que cuenta con el apoyo de una banda de asesinos en permanente disolución. Los sabinos fueron dirigidos durante mucho tiempo por el druida heptamilenario Abiectus Arzaius, creador de la doctrina de la aequidistantia, y de un tratado agrícola sobre el mejor modo de recoger las nueces.
- Los samnitas. Otra tribu independentista a orillas de Mare Nostrum. Intenta imponer en sus territorios el habla samnita, y obligan a los comerciantes a anunciar sus establecimientos en esa lengua, lo que origina no pocas confusiones. Actualmente dirigidas por un nativo de la Bética, del que algunos dicen que los dioses hablan por su boca, porque no se le entiende ni en samnita ni en latín.
- Las ínsulas del Mare Nostrum. Singulares territorios que aspiran a independizarse de Roma para ser conquistados por los samnitas. De momento, han adoptado el samnita como lengua oficial, persiguiendo a los que únicamente hablan el latín común con igual virulencia que los propios samnitas.
- Los etruscos. Otra tribu del norte de Roma, pero más hacia occidente.
- Cucúmbero Albo. Látigo del Emperador contra el Procónsul y sus seguidores.
- La sibila de Cumas. Descrita por un famoso poeta como “seca, enteca, y escasa de manteca”. Junto con Cucumbero Albo, uno de los instrumentos favoritos del Emperador para flagelar al Procónsul. Actualmente su estrella ha declinado notablemente.
- Petrus Solvens. Ecónomo del Emperador, artífice de la situación financiera de Roma, actualmente reemplazado. Hay quien dice que es un poderoso hechicero.
- Mauritino. Mensajero del Emperador más allá del limes. Llamado en el lenguaje de los númidas nalindi botondo, y también calvo oblongo de Alba Longa.
- La Vestal de la Igualdad. Mujer dotada de un hermoso rostro no exento de dureza. Sus conocimientos son basicamente intuitivos. Actualmente se encuentra en franco declive.
- Conde Pompilio. Fiscal particular del Emperador.
- Aurícula Maioris. General de la vieja guardia del Procónsul, actualmente en declive. Llamado burlonamente ‘Casandra’, porque siempre acierta con sus malos augurios aunque nunca es creído, y también ‘Tristón’.
- El rey de los Francos. Sarkozyx.
- El Emperador. Gobernante de Roma dotado de cejas inclinadas a dos aguas como tejado de compluvio. Practica la religión, mayoritaria en Roma, del progressus immaculatus, de la cuál se ha proclamado Dios mediante un edicto. Entre sus obras más relevantes se encuentra la Alianza de la Civilización y los Bárbaros.
- El Procónsul. Aspira a suceder al Emperador, pero su simpatía resulta un tanto forzada. Cuenta con la desventaja adicional de no tener una religión propia ni ser dios, y es objeto de frecuentes persecuciones por parte del Emperador.
- Los sabinos. Feroz tribu del norte de Roma que aspira a la secesión, para lo que cuenta con el apoyo de una banda de asesinos en permanente disolución. Los sabinos fueron dirigidos durante mucho tiempo por el druida heptamilenario Abiectus Arzaius, creador de la doctrina de la aequidistantia, y de un tratado agrícola sobre el mejor modo de recoger las nueces.
- Los samnitas. Otra tribu independentista a orillas de Mare Nostrum. Intenta imponer en sus territorios el habla samnita, y obligan a los comerciantes a anunciar sus establecimientos en esa lengua, lo que origina no pocas confusiones. Actualmente dirigidas por un nativo de la Bética, del que algunos dicen que los dioses hablan por su boca, porque no se le entiende ni en samnita ni en latín.
- Las ínsulas del Mare Nostrum. Singulares territorios que aspiran a independizarse de Roma para ser conquistados por los samnitas. De momento, han adoptado el samnita como lengua oficial, persiguiendo a los que únicamente hablan el latín común con igual virulencia que los propios samnitas.
- Los etruscos. Otra tribu del norte de Roma, pero más hacia occidente.
- Cucúmbero Albo. Látigo del Emperador contra el Procónsul y sus seguidores.
- La sibila de Cumas. Descrita por un famoso poeta como “seca, enteca, y escasa de manteca”. Junto con Cucumbero Albo, uno de los instrumentos favoritos del Emperador para flagelar al Procónsul. Actualmente su estrella ha declinado notablemente.
- Petrus Solvens. Ecónomo del Emperador, artífice de la situación financiera de Roma, actualmente reemplazado. Hay quien dice que es un poderoso hechicero.
- Mauritino. Mensajero del Emperador más allá del limes. Llamado en el lenguaje de los númidas nalindi botondo, y también calvo oblongo de Alba Longa.
- La Vestal de la Igualdad. Mujer dotada de un hermoso rostro no exento de dureza. Sus conocimientos son basicamente intuitivos. Actualmente se encuentra en franco declive.
- Conde Pompilio. Fiscal particular del Emperador.
- Aurícula Maioris. General de la vieja guardia del Procónsul, actualmente en declive. Llamado burlonamente ‘Casandra’, porque siempre acierta con sus malos augurios aunque nunca es creído, y también ‘Tristón’.
- El rey de los Francos. Sarkozyx.
viernes, 13 de febrero de 2009
LOS BUCÓLICOS
En estos días ha sido muy comentado por el foro el idilio protagonizado por Vermículus Tonante, el iudex máximo del Emperador, y Garzax, conspicuo iudex independiente de la justicia que también es conocido, como ya se contó en su momento, como Illuminatus Rex.
Y es que la afición por los idilios, los poemas pastoriles del siciliano Teócrito, se ha extendido entre algunos iudices y accusatoris, de modo que se han acostumbrado a representarlos acompañados de miembros de la facción del Emperador. Pero dado que muchos de estos iudices, accusatoris y, en general, partidarios del Emperador, son tan aficionados a la poesía bucólica como a la cinegética, han creado un género poético mixto, a medio camino entre las églogas del inmortal Virgilio y el culto a Diana cazadora. Y es por esto que hace unos días Vermículus y Garzax fueron vistos mientras protagonizaban uno de estos idilios, pertrechados con fieros arcos consagrados a la Diosa virgen, y ataviados con cortas túnicas de lana que evocaban el atuendo de los pastores de Arcadia y les proporcionaban un aire de gentil delicadeza, excepto cuando tenían que agacharse para recoger las flechas.
Y es característico de este nuevo género teatral que los actores se limitan a hablar de la naturaleza, y desdeñan, por vulgares, todos los temas propios de la vida cotidiana. Y un ejemplo de esto que digo es este fragmento de lo que representaron Vermículus y Garzax en su última obra pastoril:
GARZAX: Dígote amado Vermículus que una plaga de gaviotas azules se cierne sobre nuestra bienamada Arcadia, y yo he cargado sobre mis pobres espaldas la titánica tarea de detenerlas (toca una flauta mientras V. lo contempla embelesado). Pues bien conocemos el poder de destrucción de estas gaviotas, que ya consiguieron en una ocasión devorar por completo la rosa roja en nuestra tierra, e instaurar en su lugar un reino de tinieblas. ¡Ahí va una! ¡Toma! (suelta una flecha certera, y una gaviota azul cae atravesada).
VERMÍCULUS: ¡Ah, gentil Garzax! Veo que conservas tu vista aguda, y tu habilidad en el manejo de las aves, la misma que demostraste en el asunto del Faisán, (realiza una delicada danza alrededor de Garzax). Ahora que la rosa ha vuelto a florecer en la Arcadia, es menester que dediquemos nuestros esfuerzos conjuntos a que permanezca por siempre inmarcesible.
Dicen, sin embargo, quienes han tenido ocasión de contemplarlos en acción, que esta manera forzada de hablar resulta artificiosa y poco convincente.
Y es que la afición por los idilios, los poemas pastoriles del siciliano Teócrito, se ha extendido entre algunos iudices y accusatoris, de modo que se han acostumbrado a representarlos acompañados de miembros de la facción del Emperador. Pero dado que muchos de estos iudices, accusatoris y, en general, partidarios del Emperador, son tan aficionados a la poesía bucólica como a la cinegética, han creado un género poético mixto, a medio camino entre las églogas del inmortal Virgilio y el culto a Diana cazadora. Y es por esto que hace unos días Vermículus y Garzax fueron vistos mientras protagonizaban uno de estos idilios, pertrechados con fieros arcos consagrados a la Diosa virgen, y ataviados con cortas túnicas de lana que evocaban el atuendo de los pastores de Arcadia y les proporcionaban un aire de gentil delicadeza, excepto cuando tenían que agacharse para recoger las flechas.
Y es característico de este nuevo género teatral que los actores se limitan a hablar de la naturaleza, y desdeñan, por vulgares, todos los temas propios de la vida cotidiana. Y un ejemplo de esto que digo es este fragmento de lo que representaron Vermículus y Garzax en su última obra pastoril:
GARZAX: Dígote amado Vermículus que una plaga de gaviotas azules se cierne sobre nuestra bienamada Arcadia, y yo he cargado sobre mis pobres espaldas la titánica tarea de detenerlas (toca una flauta mientras V. lo contempla embelesado). Pues bien conocemos el poder de destrucción de estas gaviotas, que ya consiguieron en una ocasión devorar por completo la rosa roja en nuestra tierra, e instaurar en su lugar un reino de tinieblas. ¡Ahí va una! ¡Toma! (suelta una flecha certera, y una gaviota azul cae atravesada).
VERMÍCULUS: ¡Ah, gentil Garzax! Veo que conservas tu vista aguda, y tu habilidad en el manejo de las aves, la misma que demostraste en el asunto del Faisán, (realiza una delicada danza alrededor de Garzax). Ahora que la rosa ha vuelto a florecer en la Arcadia, es menester que dediquemos nuestros esfuerzos conjuntos a que permanezca por siempre inmarcesible.
Dicen, sin embargo, quienes han tenido ocasión de contemplarlos en acción, que esta manera forzada de hablar resulta artificiosa y poco convincente.
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