jueves, 24 de marzo de 2011

DE LA ALBA COLUMBA AL TÉTRICO MARTE

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Es sabido que las madres adeptas al Emperador acostumbran a contar por las noches a sus hijos cómo éste llegó a Roma cabalgando a lomos de una blanca paloma. Y que, desde tan ventajosa posición, el Emperador se dedicó a fulminar con sus rayos de bondad al malvado Procónsul y sus daemonii, que por aquél entonces se encontraban librando una guerra cruel e injusta contra los persas, a los que exterminaban para apoderarse de su milagroso óleo. El Procónsul, según continúa el maternal relato, estaba entonces a punto de ganar los comicios y esto habría llevado a Roma a un desastre sin precedentes, pues los sanguinarios daemonii habrían instaurado un reino de terror. Pero el Emperador, con su paloma y su fiel Rubor Calvus, destrozaron las urnas, flagelaron al Procónsul y sus seguidores y, no sólo evitaron que éstos ganaran los comicios, sino que a punto estuvieron de expulsarlos definitivamente de Roma. Y envuelto en un ansia infinita de paz Bonus pudo exclamar orgullosamente que prefería ser muerto a matar. Y así, desde Rubor Calvus a Bonus, a calvo ad calvum, triunfó la Pax Romana. Y llegado este punto los infantes que escuchan el relato están excitados y presa de un virtuoso odio contra los daemonii, con lo que no hay manera de que se duerman.

Pero ocurre que este relato es tan bello que no sólo emociona a los infantes, sino también a los acólitos del Emperador que han alcanzado la edad adulta. Y éstos, no queriendo reconocer su afición a los cuentos infantiles, ni las lágrimas de emoción que recorren sus mejillas cuando los escuchan, han adaptado el relato a una versión adulta, que ellos mismos han acabado creyendo. Y en esta versión el Procónsul no es perseguido y flagelado por su intrínseca maldad, sino por incumplir las ceremonias establecidas antes de emprender una guerra. Porque sucede que el Procónsul marchó contra los persas sin propiciar debidamente a los sacerdotes del culto de Onu, una religión mistérica en la que no solo participan los romanos, sino también la mayoría de los pueblos bárbaros. Y estos sacerdotes de Onu, no sólo obtienen su sabiduría por cauces no accesibles a la mayoría de los mortales, sino que, además, hay una serie de ellos que gozan de preeminencia en sus decisiones, favor que les otorgó Marte por vencer en la última guerra contra los germanos. Y hay que decir que, entre estos sacerdotes cuyas decisiones no se pueden discutir, están los galos, que, lejos de vencer a los germanos, se rindieron a ellos en cuanto éstos mostraron sus armas, colaborando, a continuación, activamente con ellos, pero esto no es más que uno de los misterios de este singular culto.

Y sucede que ahora el Emperador parece haberse olvidado de su anhelo de paz. Y, sustituyendo la paloma por las águilas de sus legiones, se ha lanzado a la guerra contra el rey de Cirenaica, que también dispone de óleo, y cuyo aspecto general es el que tendría Medusa tras una noche sin Morfeo. Y ahora los fieles del Emperador se muestran perplejos ante este cambio, que parece contradecir los cuentos de sus infancia, y que parece acercar su comportamiento al del Procónsul en la guerra contra los persas. Pero todos los lugartenientes del Emperador se han lanzado a defender que ambos casos nada tienen que ver, y que lo importante es que, en esta ocasión, Onu ha sido debidamente propiciada antes del ataque. Y a todo esto el Procónsul asiste pensativo y mirando a la bóveda celeste, como si pensara que mejor mudo que flagelado de nuevo.

4 comentarios:

Monsieur de Sans-Foy dijo...

Los sacerdotes de Onu...
Me parto.
Sus ritos propiciatorios consisten en rebozarles en áureos hasta que digan basta.

Que los dioses te sean propicios, oh Callo.

Callo Tácito dijo...

Todos sospechamos eso, que los sestercios ayudan bastante a propiciar a esos sacerdotes. Que los dioses también sean propicios contigo, y con el bueno de Hetero Máximo.

Apóstolos Genitalis dijo...

Ave crem, Callo.

He reflexionado mucho sobre estas tus palabras: "Y ahora los fieles del Emperador se muestran perplejos ante este cambio, que parece contradecir los cuentos de sus infancia, y que parece acercar su comportamiento al del Procónsul en la guerra contra los persas". Y he llegado a la conclusión de que la explicacatio de este dilema de los fieles del Emperador es la misma explicatio que tienen todos los dilemas y todas las aparentes contadictios del Emperador, qe sin duda son muchos y muy variados. Y esa explicatio no es otra que esta sententia: "Nada es véritas y nada es falsus, totus es segun el color del cristal con que se mira". Y aquí está el secreto del Emperador y aquí radica también la gran ventaja que ostentan él y de sus fieles sobre el resto de la populatio: ellos disponen de prodigiosos cristales mágicos que se adaptan fácilmente a la obsevatio que deseen hacer, de modo que los resultados son semper los más convenientes para los fines que persiguen. Esto los convierte en "illuminatii". Así, si por ejemplo el Emperador afirma que bajar los impuestos es acorde a la doctrina sagrada, no tiene más que utilizar el cristal mágico apropiado para afirmar, sin mentir en absoluto, que su nueva observatio le confirma que subir los impuestos es igualmente acorde a la doctrina sagrada. Y los suyos corroborarán esta nueva afirmatio y la aplaudirán unánimemente, pues si bien pocos de ellos también tienen acceso a los cristales mágicos que les permite alcanzar el estadio de illuminatii, los que no lo tienen no tienen más que leerles o escucharles a través de los escribas y voceros del Emperador, que esparciendo su palabra por todos los confines del imperio, corroborarán la veracidad de la última obsevatio de éste.

Estos cristales mágicos son los que han permitido al Emperador, en su estadio de illuminati, ver que esta nueva guerra en Cyrenaica no es en realidad sino una cruzada por la pax, y que quien era hasta hace poco su buen amigo, Muahmar "el loco", es ahora -y en realidad siempre fue- el más pérfido de sus enemigos. Hasta el punto de que al Emperador no le disgustaría en absoluto que a Muahmar le cayera un tomahawk, de los que lanzan las catapultas de su admirado Obama el negro, en la testa.

Y mientras este prodigio ocurre, oh Callo, para desazón y desconcierto de los profanos, que no gozan de la sabiduría que dan los cristales mágicos, la nueva campaña por la pax se parece un ovus a la cruzada contra los persas en la que Ansarus el grande apoyó a Arbustus el maligno.

Es una verdadera lástima que el Proconsul y los suyos no dispongan del uso de semejantes prodigios, pues se les hace muy cuesta arriba comprender las oscilatios del Emperador.

Confieso que a mi me dan mucha envidia y que daría un brazo por obtener uno de esos cristales, ya que mi vida sería mucho más feliz.

Salve.

Callo Tácito dijo...

¡Ah Apóstolos, cuán sabio es eso que dices! Hay quien dice que los humanos contemplan la realidad a través de armazones mentales, que son visiones preconcebidas y simplificadas de aquella. La realidad debe pasar a través de estos armazones, y, al hacerlo, se comporta como la arcilla de los alfareros: una parte de ella se deforma para poder encajar, mientras que otra parte, sencillamente, se queda fuera. De este modo sólo se percibe lo que corrobora la estructura mental previa, y lo que la contradice no se percibe.

Las ideologías contribuyen a configurar estos marcos, y, por eso, cuando se consigue crear ese armazón mental, se consigue que todos los adeptos tengan una visión similar de la realidad, que suele coincidir muy poco con la auténtica. Esto el Emperador lo conoce bien, porque tengo entendido que un sacerdote del progressus immaculatus ha hablado sobre esto en un pergamino que se llama “No pienses en un paquidermo” que el Emperador valora en alto grado.

Salve.