lunes, 9 de junio de 2008

LA ALIANZA DE LA CIVILIZACION Y LOS BARBAROS (I)

Todo comenzó cuando el Emperador y sus adeptos se dieron cuanta de que no todos los habitantes del orbe eran iguales, y de que Roma era próspera mientras otros pueblos no tenían nada que llevarse a la boca. Fue así como el Emperador y sus fieles descubrieron, mediante una sencilla operación aritmética, que Roma estaba robando al resto de los pueblos, y que su prosperidad se basaba en la ruina de los otros. Y algunos insensatos intentaron rebatir esta conclusión afirmando que el motivo de la prosperidad de Roma radicaba en su elevado nivel cultural y en unas leyes y unas instituciones justas, y que, por ello, para que el resto de los pueblos prosperasen de modo similar sería conveniente que adoptaran la cultura romana, que había demostrado funcionar razonablemente bien. Pero el Emperador se enfureció con ellos, los llamó colonialistas, lo que no entendieron, y seguidores del procónsul, lo que entendieron perfectamente, y a continuación ordenó echarlos a las fieras.

Y desde entonces el Emperador es benévolo y comprensivo con todas las gentes, pues sabe que es Roma, y no ellas mismas, la verdadera responsable de todos sus actos, por atroces que sean. Y así, cuando los piratas cilicios asaltan una nave y degüellan a todos sus ocupantes, el Emperador comprende que la culpa es de Roma, que ha creado los océanos de injusticia por los que ellos navegan. Y, con argumentos parecidos, el Emperador entiende que es Roma la culpable de que los pérfidos hunos arrasen sus poblaciones, de que los persas se encuentren empeñados en convertir por la fuerza a todo el mundo a su religión, y de que los salvajes antropófagos se dediquen a la ingesta de viajeros desprevenidos. Y esta manera de pensar también la aplica el Emperador a lo que ocurre en el interior del limes, y por eso trata con benevolencia a los crueles asesinos sabinos, pues sabe que la verdadera culpable de sus actos es Roma, por la opresión que ha ejercido sobre ellos desde hace siete mil años.

Y llegado a este punto el Emperador se propuso realizar una gran Alianza entre la civilización de Roma y los bárbaros, y para no perder más tiempo decidió llamarla exactamente así. Y de esta Alianza sólo tenían que quedar excluidos los habitantes de Israel, pues el Emperador, recogiendo la opinión mayoritaria de sus fieles, había llegado a la conclusión de que, junto con Roma, eran los culpables de todos los males del orbe.

Y por todo esto algunos maliciosos afirman que ésta es, en realidad, una Alianza contra la civilización romana, y no acaban de entender que el Emperador y sus acólitos se permitan criticar el modo de vida romano en el que ellos parecen desenvolverse muy satisfactoriamente. Pero hay que recordar que los adeptos del Emperador practican el llamado Pasmo Bendito, mediante el cuál únicamente perciben la realidad que encaja en sus Sagradas Imágenes, y cuando aquélla no coincide en absoluto, sólo son percibidas éstas. De modo que cuando el Emperador y sus fieles critican Roma lo hacen únicamente con respecto a la grosera realidad en que se mueven los no iniciados, que el Emperador y sus acólitos desprecian. Y por esa misma razón, tampoco es contradictorio que un iniciado cualquiera critique el desigual reparto de riquezas en el orbe aunque él mismo disponga de ellas en abundancia, ya que el iniciado únicamente las acumula en el nivel inferior de la realidad, pero sin afectar al nivel superior del Bendito Pasmo (continuará)

8 comentarios:

Callo Tácito dijo...

Salve, Domina Cupa, te contesto aquí a los comentarios que realizaste ayer en el foro, y debo decir que yo también echo de menos estas conversaciones en mis viajes.

Tus revelaciones me han parecido muy alarmantes porque tienen visos de ser ciertas, ya que explicarían perfectamente por qué el procónsul de ahora no se parece al procónsul de antes de los comicios excepto en lo exterior. Y es cierto que últimamente sus palabras suenan huecas, como si provinieran del interior de un instrumento que otra persona estuviera tocando, lo que apuntaría hacia tu teoría del muñeco articulado cuyos hilos mueve una mano invisible. Pero hay otra explicación para la peculiar transformación que el procónsul ha experimentado tras su viaje, que es esta. Que se dice que por aquéllas tierras hay brujos númidas que tienen el arte de revivir a los muertos aunque desprovistos por completo de su voluntad, que es sustituida por la de dichos brujos. Y lo cierto es que desde el punto de vista de su cursus honorum, el procónsul parece un muerto andante desde que ha regresado del tal viaje. En cualquier caso, sea cual sea la explicación de su comportamiento, lo que resta es descubrir cuál es el brujo que maneja su voluntad, ya que, previsiblemente, será quien decida quien habrá de sustituirlo cuando prescindan definitivamente de su cascarón.

Anónimo dijo...

Tengo entendido que tampoco es bien recibida en la Alianza la Britania de Ultramar, que no sólo comete desmanes continuos por el Orbe sino que también, oh cielos, se alía con Israel.
Para odiar a este gran reino los seguidores del Emperador también recurren al Bendito Pasmo o a cualquier otro mecanismo que filtre la realidad pues lo aborrecen pero aceptan gustosos casi todo lo que el comercio trae de allá: adquieren los bienes allí manufacturados o pergeñados, disfrutan sus producciones escénicas y experimentan un gran gozo al recibir los premios de los certámentes que allí se celebran.

Callo Tácito dijo...

Olimpiodoro, además de por tus certeros comentarios, hoy tengo una deuda de gratitud adicional por la denominación “Britania de Ultramar”, porque no se me ocurría ninguna manera de nombrar a tan poderoso reino.

Anónimo dijo...

Bien habláis, Olimpiodoro. Tanto la Britania de Ultramar, como la Germania, las Galias, la Península Itálica y muchos otros reinos, que aun lo disimulan, están hartos del Emperador.

Al Dios de Ultramar, que está a punto de volver a ser mortal, siendo mucho más poderoso que nuestro Emperador no le hizo mucha gracia en su día que durante un desfile de las legiones celebrado en Magerit este permaneciera sentado al paso de la enseña de Imperio que portaban sus centuriones. Mucha menos gracia aún le hizo escuchar de voz del Emperador la petición que hizo a todo el orbe para que le abandonaran, como hizo él, en su lucha contra el pérfido Sadam y contra el terror que este y otros malvados contribuían a propagar por doquier, incluida la propia Hispania.

Tanto es el desprecio del Dios de Ultramar que en cuatro años jamás se dignó a hacerle llamar a su palacio y apenas un simple "ave" ha salido de su boca en los pocos encuentros fortuitos que han tenido. Y aún pienso que es mejor que haya sido así, pues de todos es sabido que el Emperador apenas balbucea incoherencias como "everydaybonsai" en el idioma del Dios, y poco más.

En cuanto a los Germanos, parece que finalmente empiezan a atar cabos y a llegar a la conclusión de que mucho tiene que ver la traición del propio Emperador a su Hispania permitiendo el caos y el dolor que las diversas tribus están causando a los súbditos que se niegan a admitir dicha traición. Y no solo eso, sino que la última afrenta tribal ha ido dirigida nada menos que a un consorcio germano de naves de transporte celestial al que han acusado de no respetar la lengua de su tribu, y cuando los germanos se han quejado de lo ridículo de tamaña acusación han sido ofendidos mucho más gravementente aún por un jefecillo de la tribu que les ha puesto el estigma del imperio mal que reinó en Germania hace ya siete décadas durante los años oscuros de Adolfo el malvado, que la furia de Júpiter mantenga en las tinieblas por los siglos de los siglos.

No es de extrañar pues que el propio Senado de Germania se haya reunido para tomar cartas en el asunto. Y si me preguntan a mi, les diré que espero que toda la furia germana caiga sobre tan ridícula tribu y sobre el propio Emperador que ha permitido este y otros muchos desmanes.

Anónimo dijo...

El jefecillo tribal que se ha atrevido a comparar la compañía de transporte celestial con el Imperio de Adolfo el Maldito es sin duda un alumno aventajado del Pasmo Bendito, y ahora ya no se entera de nada de lo que pasa en el mundo real. Por eso, y por estar acostumbrado a insultar a todos aquéllos que le llevan a contraria, ha sido incapaz de darse cuenta de que los germanos no se toman a broma estas cosas, y, por el momento, ya han decidido llevarlo ante los tribunales. Pero él sigue sin enterarse de nada, y continúa siendo aliado del Emperador.

Anónimo dijo...

No he mencionado en el anterior comentario mis carcajadas al leer el término "pasmo divino". Otros escriban que laboraban a mi lado me han mirado atónitos.
Gracias por las alabanzas. En los foros donde domina la libertad el ingenio fluye, aquí como en la Atenas de Pericles. Esto debería saberlo el Emperador, aunque tan acostumbrado como está a los bárbaros más bárbaros lo dudo mucho.

Callo Tácito dijo...

Salve Apóstolos, Mucio y Olimpiodoro. Compruebo con gran satisfacción que este foro está resultando un lugar privilegiado para desarrollar las crónicas, abundantes en ingenio y humor, de estos tiempos turbulentos que nos ha tocado vivir.

Apóstolos, el prestigio y respeto de que goza en Emperador entre los gobernantes de fuera de nuestras fronteras quedó claramente demostrado en aquél famoso simposium en el que podía verse, por un lado, a un grupo formado por todos esos gobernantes departiendo animadamente, y, por otro, al Emperador en serena soledad, dedicándose a tareas elevadas que le impedían condescender a charlar con el resto, tales como fingir que ordenaba papeles o dar cabezadas sin recato.

c.hoyos dijo...

DOMINA CUPA dixit:

Salve Callo,

Acabo de leer tus comentarios sobre la pérdida de voluntad del procónsul debido a hechiceros numidas...lo creo muy posible. Estaremos atentos pues...

En cuanto al tema que nos traes, estoy de acuerdo en todo. Creo que el Emperador ya sólo se escucha a sí mismo, porque al hablar le contesta su propio eco pues tan grande es el vacío que hay a su alrededor.

Vale D.C.