jueves, 5 de junio de 2008

DE LA DISTANCIA ENTRE GOBERNANTES Y SUBDITOS

Recién llegado de peregrinación por tierras extrañas, me encuentro en esa situación en la que uno se pregunta por qué lo ha hecho, me refiero a volver, dado que los parajes visitados no sólo eran de una belleza sobrecogedora, sino que estaban habitados por mujeres de pelo como ala de cuervo, agresivas narices semejantes a la de Cleopatra, y que empleaban un peculiar tono impertinente al hablar, todo lo cual las hacía especialmente atractivas.

Y lo primero que tengo que contar es que el Emperador goza de cierto prestigio entre las gentes de otros reinos. Y esto creo que es debido a una deficiente circulación de la información, ya que, cuando a estos mismos que habían alabado al Emperador, les eran contados algunos aspectos concretos de su política, se les abrían los ojos desmesuradamente y se les ponía la boca en forma de “o”. Y así ocurría, por ejemplo, cuando se les decía que en muchas partes de Roma los niños no pueden aprender latín en la escuela, noticia que pedían que les fuera repetida, y ante la que, con frecuencia, realizaban un movimiento rotatorio del índice en la sien, como poniendo en duda, bien la cordura del Emperador, bien la del que aquello les relataba, bien la de ambos. Y debo decir que, vista desde la lejanía, a mi mismo esta realidad me resultaba aún más increíble que estando inmerso en ella, por lo que pienso que todas las personas tendemos a convertir en normal lo que sucede de forma cotidiana, por muy desmesurado o absurdo que resulte

Y, con la comodidad que proporciona la distancia, he podido reflexionar sobre una peculiar circunstancia relacionada con este hecho, que es la siguiente. Parece claro que si se hiciera una consulta entre todos los romanos, para que expresaran su opinión sobre si el latín debería o no ser libremente impartido a todos aquellos que así lo pidieran, LXXXV o XC de cada C se manifestarían decididamente a favor. Y, sin embargo, ayer mismo fue abucheada en el senado la única representante que se atrevió a defender esa posibilidad en público. Y esto revela que a veces los políticos defienden intereses contrarios a los de los ciudadanos que representan.

Y es cierto que el interés elemental de los políticos, y, de hecho, el único que concurre en una gran mayoría de ellos, es alcanzar el poder, y, en este ejemplo que he puesto, las leyes que rigen los comicios parecen predeterminar cuáles van a ser sus preferencias. Pues de acuerdo con estas leyes los votos se organizan por provincias, de modo que en aquéllas en que existen grupos que defienden intereses exclusivos de esas provincias, como ocurre con los separatistas sabinos o los samnitas, el reparto total de votos les resulta favorable. Y como tanto el Emperador como el procónsul saben que al final tendrán que pactar con ellos para gobernar, es normal que sus políticas tiendan a ser muy tolerantes con ellos, les guste o no a los que les votan.

Pero esto no acaba de explicar la cuestión, pues si bien los gobernantes saben que necesitarán el apoyo de sabinos, samnitas y grupos similares para alcanzar el poder, no es menos cierto que también necesitan el voto de los ciudadanos reunidos en comicios, por lo que, cabría suponer, tendrían que tenerlos satisfechos para que les proporcionasen estos votos. Pero si, como parece, resulta que los ciudadanos están votando a políticos que no les están representando en asuntos de importancia, resulta que se está produciendo algún error a lo largo del proceso.

Y éste parece encontrarse en que muchos ciudadanos acostumbran a votar a sus políticos con el mismo criterio que usan cuando apuestan en las carreras del hipódromo, es decir, optando por los colores de unos u otros aurigas. Y esto lo saben perfectamente tanto el Emperador como el procónsul, y el primero lo aprovechó durante años hasta que decidió hacerse Dios para simplificar el proceso. Y el segundo muestra intención de comenzar a hacerlo ahora.
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Y el primer síntoma que revela que los intereses de los políticos y los ciudadanos comienzan a divergir consiste en las palabras comienzan a perder su significado preciso y a estirarse para cubrir toda la fractura que se va abriendo. Y por eso el Emperador lleva tiempo encargándose de crear una nueva lengua, que sacrifica la precisión a la elasticidad, y no se descarta que el procónsul emprenda un camino similar.

9 comentarios:

braincrapped dijo...

(Sobre)vivimos en un paíZ desacelerado.

Será efecto colateral del carné por puntos...

Apóstolos Genitalis dijo...

Ave Crem Callo.

Nosotros también estamos recién llegados de tierras lejanas y nos preguntamos por aquí en qué tierras extrañas habrá estado usted con semejantes mujeres narigudas, impertinentes y con cabello de ala de cuervo.

En cualquier caso, estamos al C% seguros de que se está mejor en cualquier país donde no hay un Dios como el que tenemos que sufrir en lo que va quedando de Hispania, y eso que en el país del que venimos también hay un semi-Dios que es muy poco popular, aunque al menos se atisba ya su vuelta a la mortalidad. Algo es algo, aunque ciertamente existe la posibilidad de que sea sustituido por otro, al igual que el nuestro de lengua larga -le llaman ya Barak el Lenguaraz y es notoria su capacidad de vender hielo a los habitantes de las heladas estepas árticas- pero de cabello parecido y del mismo color que el de la zona genital de un cuervo.

Callo Tácito dijo...

Salve Apóstolos, me alegro de tener noticias vuestras.

Os daré unas pistas para localizar el lugar de mis peregrinaciones. Se trata de un bello lago rodeado de montañas, en uno de cuyos extremos se encuentra la ciudad natal de Plinio el Viejo (ver wikipedium), y en cuyas orillas se halla la domus de un famoso participante en ludes escénicos del país del númida Barak del que hablabas. Por cierto, como habrás podido comprobar al retornar a Roma, este Barak respira desde ayer aliviado al comprobar que cuenta con el refrendo del insigne Cucúmbero Albo.

Ave, y saluda a Claudia de mi parte.

Anónimo dijo...

Celebro su vuelta al corazón del Imperio, Callo Tácito.
La ignorancia y la confusión que en tierras lejanas tienen acerca del Imperio y sobre todo acerca de las barrabasadas de los samnitas y sabinos es notable. Así, por ejemplo, yo acostumbro a leer la publicación “El Ecónomo”, que se edita en Britania. En general aprecio la sabiduría y buen juicio de sus escribas, que sin embargo cuando tienen que reseñar las andanzas del Emperador y los separatistas muestran una empanadae de dimensiones propias de los Dioses. Se dice que los samnitas y sabinos son pueblos antiquísimos que sólo buscan el reconocimiento de su lengua y sus heptamilenarias costumbres, sin mención a las políticas liberticidas de sus gobernantes y sus abominables pactos con los asesinos. Supongo que los separatistas se han dedicado a contar historias fantásticas (el mito es su especialidad y no la historiografía) a los extranjeros mientras los gobernantes del Imperio se despreocupaban de su imagen exterior sin abandonar jamás Roma, ni física ni mentalmente.

Callo Tácito dijo...

Interesantes comentarios los tuyos, Olimpiodoro, que inducen a profundas reflexiones. Y es que parece que cuando otros reinos contemplan a los samnitas y sabinos aún conservan la visión conocida como naïf, que prevaleció en la propia Roma durante bastante tiempo hasta que estos nacionalismos enseñaron sus verdaderas caras. Que a estas alturas de la historia dichos reinos mantengan ese punto de vista resulta desolador.

Callo Tácito dijo...

Y es cierto, Olimpiodoro, que tanto sabinos como samnitas dedican ingentes cantidades de sextercios a promocionar sus imágenes, y eso explica que, a pesar de estar ya bastante deterioradas en la Urbe, las mantengan íntegras en el orbe. Y así, por ejemplo, la capital de los samnitas goza de una fama en el exterior casi similar a la de la propia Lutecia, con la que, obviamente, no puede aspirar a competir.

Callo Tácito dijo...

Y sea bienvenido este nuevo participante en el foro, de nombre tan peculiar.

Apóstolos Genitalis dijo...

Bien hablas Callo, bienvenido sea Olimpiodoro.

Apóstolos Genitalis

c.hoyos dijo...

DOMINA CUPA dixit:

Salve Callo:

Bienvenido de nuevo a Roma. He acusado mucho su ausencia de estos días porque hay un asunto que me ronda la cabeza desde hace varias lunas y no tenía con quién discutirla. El hecho es que he empezado a pensar que el procónsul no es en realidad el procónsul, sino un sosias de madera. Sospecho que tras su viaje a tierras allende los mares tras los idus de marzo fué atrapado por piratas o criaturas demoníacas. En el viaje de regreso colocaron en su lugar un muñeco de madera de increíble parecido al procónsul y articulado en su totalidad. Esta sospecha me ha venido a la mente al comprobar la rigidez de sus rasgos y lo tieso de sus andares. También habría que mirar sus pupilas que aparecen empequeñecidas como un puntito negro que no cambia de tamaño con los cambios de luz. Creo que alguien lo maneja a su entera voluntad, moviendo la barbilla arriba y abajo y los brazos y las piernas cuando anda. Sin duda de otro son las palabras que suenan en su boca, ya que de un tiempo a esta parte, parece que no le salen del cuerpo y se oyen como lejanas y extrañas. Ando yo ya varias semanas intentando descubrir quién es el titiritero, pero aún no lo he descubierto. Seguramente debe de ser alguien que pone a menudo su palma en la espalda del procónsul para tener mejor acceso a su mecanismo interior. Me preocupa la cercanía en el tiempo del famoso congreso con unas fiestas que se celebran al este de la península y en la que los habitantes de esos lugares encienden unas grandes piras en honor de un Santo y queman lo que ya no les sirve. Podría ser el momento adecuado de deshacerse del sosias del procónsul y que nadie lo notara. ¿qué opinas amigo Callo? ¿son o no mis temores fundados?

Vale D.C.