miércoles, 28 de mayo de 2008

PANTA REI

Invocando solemnemente a Heráclito, el oscuro pensador de Efeso, el procónsul ha vuelto a afirmar que todo cambia, que es imposible bañarse dos veces en el mismo río, que nada es eterno, todo se transforma, y otras cosas por el estilo. Y si bien tampoco ha especificado en esta ocasión cuál es la dirección del cambio que ha decidido emprender, muchos de sus seguidores han entendido perfectamente que los circunloquios del procónsul significan que ha decidido que si continúa oponiéndose a las aficiones de samnitas y sabinos jamás conseguirá ser Emperador, y que, por lo tanto, debe ser más comprensivo con ellos. Y resulta muy curioso que, a pesar de las huellas que desde hace tiempo delataban el nuevo rumbo conciliador emprendido por el procónsul, y a pesar de que él mismo ya se había encargado de confesarlo, sus defensores se empeñan en contradecir tanto al procónsul como a sus improntas afirmando que no pasa nada, y en insultar a todos los que se oponen al abandono por parte del procónsul de sus tradicionales bastiones, calificándolos de ambiciosos, orates o ambas cosas.

Y es que las cosas se han vuelto muy turbias dentro del bando del procónsul, y parece haberse abandonado el recurso a la razón para disipar las tinieblas. Y así por ejemplo, uno de los argumentos empleados para defender al procónsul consiste en afirmar que hay volver a las posiciones mantenidas cuando Josué el aznarita regía los destinos de Roma, como si los detractores del procónsul las hubieran abandonado para ocupar otras más extremas. Y esto resulta difícil de entender, porque si se hubiera producido este alejamiento habría tenido que ser bajo la dirección del propio procónsul. Y otro argumento usado para atacar a los que ahora critican al procónsul, consiste en afirmar airadamente que antes lo apoyaban, eludiendo que la causa de la crítica está, precisamente, en el cambio efectuado por el procónsul, y presentando a los actuales detractores como si fueran éstos, y no aquél, quienes hubieran mudado de opinión.

Y resulta singular que los partidarios del procónsul emplean ahora para defenderlo los mismos argumentos que antes empleaban los partidarios del Emperador para atacarlo, con lo que parecen estar dándoles la razón a éstos. Y así por ejemplo dicen que, a fin de cuentas, el nuevo acercamiento a los samnitas y sabinos no es tan grave porque ya se realizó en el pasado, olvidando que eso ocurrió antes de que los sabinos se aliaran, explícitamente, con los feroces asesinos que pueblan las tierras que gobiernan, y olvidando en este punto a Heráclito y sus doctrinas. Y los partidarios del Emperador se regocijan y se frotan las manos, y se han convertido, a su vez, en fervientes defensores del procónsul, lo que en sí resulta significativo. Y así ocurre con el efervescente Angiportus, que es capaz de defender un argumento y su opuesto a lo largo de una misma conversación, manteniendo en todo momento un tono que parece indicar que incluso los asuntos más enrevesados resultan de fácil comprensión para él y que evoca los establecimientos de venta de vinos. Pero quizás convenga hablar de él más detalladamente en otro momento.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Este asunto del bando del procónsul hay que entenderlo tanto como una pugna ideológica como una lucha por las prebendas que ofrece el Imperio y su sistema de partitocratia.
Algunos pensadores entienden que, en lo relativo al combate ideólogico, es un error centrarse en el procónsul pues otros de su bando, como Arrioli o Elorriagum, son aún más favorables al entendimiento con los sabinos y los samnitas, o con el diablo si así consiguen mantener sus posiciones de poder (sus poltronae, como se dice sátiricamente en Roma).

Callo Tácito dijo...

Es cierto, Olimpiodoro, que los que viven de la política tienen motivos, menos puros que las meras convicciones, que los empujarán a defender la postura que más se ajuste a sus intereses. Por desgracia, el nacionalismo es una mercancía que vende bien y, allí donde se desarrolla, el que no la usa parte en desventaja. Esto explica las posturas de ciertos tribunos del procónsul. Por otra parte, los que ven peligrar su cursus honorum por no contar en los planes actuales del procónsul también pueden encontrar en ello motivos para atacarlo. Ha habido, no obstante, algunos con los que el procónsul parecía contar en su nuevo rumbo que también han se han opuesto a éste, como Cayetana de Toletum o Astarloax, por poner dos ejemplos, por lo que cabe suponer que en ellos han pesado más las convicciones. En cualquier caso, habrá de todo, desde los que obran por pura conveniencia hasta los que obran por convicciones.

Pero el caso es que los que no vivimos de la política no tenemos más razones que las convicciones. Y los que no vemos con excesiva simpatía el poder que samnitas y sabinos tienen sobre el destino de Roma, nos preocupa la claudicación del procónsul, pues defendía el penúltimo bastión contra aquéllos.

c.hoyos dijo...
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c.hoyos dijo...

DOMINA CUPA dixit:

Salve Callo.

Lo que a mí no me queda claro es si los samnitas y los sabinos ven con buenos ojos estos "coqueteos" del procónsul. Porque, en cierto modo, su estrategia consiste en hacerse pasar por víctimas ante los suyos. Y si ahora resulta que todo el mundo los quiere, peligrará dicha estrategia. Así que creo que tanto los samnitas como los sabinos no van a aceptar los amores del procónsul y él se quedará abatido deshojando la margarita. (flor típica de Hispania).

Vale D.C.

Callo Tácito dijo...
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Callo Tácito dijo...

Olimpiodoro, Domina Cupa, vuestras palabras me han suscitado una serie de reflexiones que no se si voy a poder materializar por el momento, ya que voy a estar unos días de viaje visitando el pueblo natal de Plinio el Viejo. Prometo, no obstante, hacerlo, si encuentro un locutorium.

Vale C.T.