miércoles, 14 de mayo de 2008

EL PROGRESSUS IMMACULATUS

Antes de seguir adelante con otros asuntos, creo que es conveniente dar una muy ligera explicación acerca de la religión del Emperador, pues de otro modo no es posible comprender plenamente las cosas que suceden en Roma. Y debo pedir disculpas al lector que se aventure a acompañarme, pues me aventuraré por caminos tortuosos y oscuros, muy difíciles de seguir para los no iniciados en dicha fe.
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El Progressus Immaculatus, la religión del Emperador, propugna superar la realidad, siempre engañosa, y alcanzar un estadio superior de la existencia mediante la contemplación de los Dogmas. Cada fiel que decide emprender este camino de iluminación se convierte en un gladiator progressum, lo que inmediatamente le confiere una superioridad moral e intelectual sobre todos aquellos que deciden permanecer en las tinieblas, y en especial frente a los daemonii retrogradii, que son, resumiendo, los seguidores del procónsul. Estos daemonii retrogradii son esencialmente malvados y sólo ven la realidad en tonos de color gris oscuro, en contraposición con los iniciados, que aspiran a un mundo en colores.
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La contemplación de los Dogmas sustituye al proceso intelectual, de modo que los fieles, liberados de la carga del razonamiento, pueden dedicar todas sus energías a alcanzar la Luz. Estos Dogmas son presentados mediante la doctrina llamada de la dialéctica, que consiste en la presentación de imágenes contrapuestas que muestran simultáneamente el camino del bien y del mal. Así por ejemplo el Dogma de la Paz consiste en un medallón en cuyo anverso aparece una paloma con un ramo de olivo en el pico, y cuyo reverso, llamado tenebroso, muestra a un seguidor del procónsul degollando a un persa. El Dogma del Cambio Climático, presenta en el anverso a un cervatillo atravesando un arco iris, y en el reverso tenebroso a un seguidor del procónsul hundiendo un barco cargado de óleo. El Dogma de la Alianza entre la Civilización y los Bárbaros muestra a un círculo de personas de distintos colores y atuendos con las manos entrelazadas y cantando alegremente por un lado, y a un daemonium pisando el cuello de un númida y quitándole la comida por el otro. El de la Igualdad, presenta por una de sus caras a un hombre y una mujer trabajando codo con codo, y por la otra a un seguidor del procónsul tirado en un triclinium al que su matrona le proporciona una cerveza*. Y el Dogma de la Tolerancia muestra en el anverso a dos gladiadores del mismo sexo besándose en ante la mirada benévola de un tercero, y en el reverso a un daemonium usando a esos mismos gladiadores para elaborar una antorcha.
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La contemplación de los Dogmas permite a los fieles saber inmediatamente cuál es el camino a seguir, y despierta inmediatamente su justa indignación contra los tenebrosos daemonii. Es cierto que esto presenta algunas contradicciones, y así por ejemplo resulta que el Dogma de la Paz mantiene a los fieles en constante beligerancia contra los seguidores del procónsul, pero esto resulta muy conveniente ya que los daemonii están permanentemente empeñados en entorpecer el camino de la Iluminación, y, en cualquier caso, el fulgor del Emperador se encarga de apagar las contradicciones y suplir con su luz la coherencia de los argumentos. Y con esta explicación doy por terminada esta aproximación al asunto.
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* Bebida recientemente importada de Germania
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p.s. Recién llegado de viaje más allá del Mare Nostrum, me he encontrado con que, como ilustración a este comentario, la Suma Sacerdotisa del ramo ha tenido la gentileza de mostrar el anverso del Dogma de la Igualdad, lo que públicamente agradezco.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"Este (el Emperador Zapaterum) es, señores míos, el hombre por el que tanto suspiraban el valiente espíritu de Roma y vuestro amor, el hombre al que nuestra comunidad, como una nave vencida por la tempestad y desprovista de piloto, ha confiado sus quebrantadas cuadernas, a fin de verse guiada con más destreza por un noble timonel y no temer ya ni a temporales ni a piratas".
Suso de Taurus

Anónimo dijo...

Ciertamente los romanos no deberán temer más a los piratas pues ya se cuenta en el Mare Africanus los prodigios obrados por la Comisión Senatorial que, por medio de hábiles negociaciones, humilló a los piratas de aquellos ignotos mares.

Callo Tácito dijo...

Salve Olimpiodoro, es un placer verte por el foro. Debo admitir que me ha resultado difícil contener las lágrimas ante el verbo encendido de Suso de Taurus. Y eso que algunos maledicientes dicen que suele ser un verbo irregular, e incluso copulativo (pasivo) cuando se refiere al Emperador.

Callo Tácito dijo...

Y dices bien, Olimpiodoro, que gracias a la férrea política de nuestro Emperador, nuestras naves ya no tienen nada que temer cuando navegan por el Mare Africanus, e incluso se cuenta que varios piratas intentaron infructuosamente escoltar, como muestra de respeto, a la nave que acababa de ser liberada, todo ello a mayor gloria del Emperador.

Anónimo dijo...

Debo expresar mi más sincera admiración por la afortunada expresión "verbo copulativo pasivo" empleada por el maestro Callo Tácito para referirse a la retórica de Suso de Taurus. Mis carcajadas han poído oirse mucho más allá del Foro.

Anónimo dijo...

Ave crem Callo.

Indiferente a los líos de nosotros los mortales (líos, por cierto, mortales) el emperador ha partido para tierras lejanas y dicen que al llegar la multitud le ha visto saludar con una sonrisa en la boca a Lulo de Brasilia. Cada vez está mas claro que el Emperador es un Dios y nada le turba, si acaso, los halagos de sus súbditos le (más) turban.

Callo Tácito dijo...

Salve Apóstolos.

Esa turbación de más que comentas es sin duda lo que provoca su Presencia a los fieles zerolotas, y eso puede explicar sus peculiares reacciones fisiológicas.