lunes, 22 de septiembre de 2008

ROMA LÚDICA

Hoy es noticia en el Foro el edicto de persecución dictado por en Emperador contra los iustus, una extraña secta que cuenta con muy pocos miembros en Roma y que profesa una peculiar doctrina que, a grandes rasgos, se puede resumir en lo siguiente. Que, para los iustus, el mundo es como un laberinto, similar a aquél habitado por el Minotauro que el ateniense Teseo se encargó de despachar, delimitado por frágiles hilos que separan la justicia de la maldad. Y los hombres justos deben caminar por el mundo poniendo gran cuidado para respetar siempre los hilos que los separan del mal, pues una vez que cruzan los límites los hilos quedan rotos y ya no se pueden volver a unir. Y esto explica el edicto del Emperador considerando heréticas las opiniones de esta secta, pues para él la delimitación entre el bien y el mal, que siempre es discutida y discutible, no está marcada por hilos rompibles, sino que consiste en una mera línea que se puede cruzar de uno a otro lado a voluntad o, en palabras del iudex Vermículus, cuando lo aconseja la jugada. Y es que los adeptos del Emperador conciben este asunto como un escenario lúdico, y por ello juegan a entrar y salir de la maldad como los impuberis juegan a “tula en alto”. Y, como es sabido, este juego tiene sus propias reglas según las cuales los adversarios, es decir, los partidarios del Procónsul, sólo pueden atraparlos cuando el Emperador y sus adeptos tienen los pies en el suelo, lo que ocurre raras veces. Es por ello que el Emperador y sus fieles son excelentes jugadores en este juego, aunque suelen acabar con las togas perdidas de tanto arrastrarlas por el barro. Por el contrario, los seguidores del Procónsul, que son más torpes, cuando intentan atraparlos suelen incurrir en la penalización de la crispatio, y son flagelados por Cucúmbero Albo o la Sibila de Cumas.

El caso es que ahora los imprudentes iustus han sido proscritos y tienen que andar ocultándose para no acabar frente a las fieras en el circo. Y, si bien ahora el Emperador y sus acólitos parecen llevar una temporada sin jugar, no se descarta que vuelvan a hacerlo en el futuro. Y se dice que Pachilopiscis es también un experto a la hora de entrar y salir de los campos prohibidos, lo que sus seguidores, con espíritu deportivo, parece que van a premiar en los próximos comicios.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Esto me devuelve a la infancia! Yo creía que a este ludes de "tula en alto" sólo se jugaba en mi urbe, César Augusta. Ave.

Callo Tácito dijo...

Salve Mucio. No sabía que el eco de este foro llegara a tu tierra. Por cierto, según tengo entendido, los gobernantes de vuestras tierras pretenden que el samnita sea lengua oficial en ellas. Salve.

Anónimo dijo...

Ave Callo.

Es de todos conocido que para el Emperador la iustitia siempre ha sido, es y será un simple ludus. Un ludus útil, pero al fin y al cabo un ludus, es por eso que puso al frente de la misma a Vermículus, el más ilustre bufón de Roma.

Acertó plenamente y Vermículus nos ha brindado grandes tardes para el solaz y el esparcimiento del populus, o al menos para la parte del populus que no ha sido víctima de esos ludus, porque a aquellos que han sufrido los ludus de Vermículus en sus propias carnes, unos X millones de ciudadanos, no les ha parecido el ludus tan festivus, créame. De este modo, esos ciudadanos han celebrado muy poco el ver a la mujer de Vermículus bailando con él cuando se suponía que los sestercios que el populus aportaba con el sudor de su frente eran para ayudarle mientras permanecía en el lectus del dolor.

Mientras ocurría esto, Vermículus destinaba CCXL miles de sestercios al arreglo de unas goteras en su lujosa domus, que tampoco es suya sino del populus.

Quizá todo ello hubiera sido más festivus si no estuviera Vermículus entre los más aguerridos de entre aquellos que predican la solidaritas y la pugna contra la opulencia, referida siempre a la "dexter", a la que su propio pater pertenecía en sus tiempos. No se tienen noticias de que Vermículus se enfrentara a su padre jamás, pero cuando tomó posesión de su cargo, uncido por el Emperador, lo primero que dijo fue "Pugnamos contra los pater y ahora nos toca pugnar contra los filius". Ver para creer.

Lo dicho, un bufón.

Salve.

Callo Tácito dijo...

¡Ah, Apóstolos! Pues precisamente esta tarde ha llovido torrencialmente, como suele ocurrir donde vivo por estas fechas, y esto me provocado unas goteras en mi domus que, si las llega a tener Vermículus en la suya, habría dejado las arcas de Roma tiritando para remediarlas. Yo me he tenido que conformar con un mochum. En cuanto a lo que cuentas de Vermiculus, es cierto que los gladiadores del progressus suelen presentar ciertas divergencias entre lo que predican y su propia forma de vivir, pero la culpa siempre es de la dexter Y lo de pugnar contra padres e hijos, no se por qué, pero yo siempre he pensado que el habitat natural de Vermiculus es una taberna, de modo que sólo puedo imaginármelo luchando para alcanzar la barra.

Ave.

Anónimo dijo...

Perdón, ¿quienes son los iustus?

Anónimo dijo...

También se dice que para el Emperador y sus huestes no hay ni iustitia, ni bien, ni mal pues profesan la ideología llamada relativitas, para la cual no existe más realidad que el lenguage. O algo así, porque mi pequeña testa no da de sí para entender a esos ilustres pensadores.
Es esta ideología un chollum porque el Emperador puede hacer o decir una cosa o la contraria simplemente haciendo juegos malabares con las palabras, a fin de conseguir lo que le salga de los testiculi y así aferrarse al cargo.

Callo Tácito dijo...

Realmente no son nadie en concreto. La historia de los iustus y su persecución por el Emperador sirve de excusa para intentar poner de manifiesto lo sorprendente de un planteamiento implícito del Gobierno y sus medios que consiste en lo siguiente: ayer pactaba con los terroristas, hoy no, y mañana ya veremos, y aquí no pasa nada. En cualquier caso, continúa el planteamiento, como ahora no estoy pactando (es decir, estoy en “casa” dentro del símil del “tula en alto”) no me puedes recriminar donde estaba antes, o serás un crispante. Por el contrario, la doctrina de estos inexistentes iustus consiste en negar que se pueda andar saltando entre lo justo y lo malo como si fuera un juego, y afirmar, por el contrario, que al traspasar la linea del mal hay algo que queda irremediablemente roto, y el hecho no debe resultar gratis para el trasgresor. Aunque ya haya salido del terreno prohibido. Saludos.

Callo Tácito dijo...

(El anterior comentario era la respuesta para anónimo de 00:15)

Salve Olimpiodoro, se te echaba de menos por el foro. Esto que dices de la relativitas es bastante profundo, y creo que se le puede dedicar más tiempo en el foro. En resumen, parece consistir en que la posición del Emperador, que es francamente móvil, define lo que es justo en cada momento, por lo que los valores dejan de ser inmutables. Zapatero es un ídolo móvil, y la tarea de sus sacerdotes consiste en orientar a los fieles para que sepan donde deben prosternarse en cada momento, para que no se despisten.

Anónimo dijo...

¡Horror! Lenguaje, no lenguage. Prometo releer lo escrito antes de publicarlo y no meter un post antes del segundo café del día.

Anónimo dijo...

No se han comentado por aquí las sorprendentes declaraciones del jefe de los cantabros acerca de su inicio en las artes del sexo mediante el pago de un puñado de sestercios. Quizás a los habituales de este foro tan clásico el asunto les pueda recordar a la historia de Pericles y Aspasia.
Nada más lejos de la realidad. El caudillo cántabro dista mucho del estadista ateniense y la mujer que recibió los sestercios más que de una hetaira probablemente se trataba de una mera prostituta, dicha esta palabra con ánimo estrictamente descriptivo pues estas profesionales me merecen bastante más respeto que muchos de los que manejan hoy en día la política romana.

Anónimo dijo...

Por cierto, tenía yo entendido que Aspasia era una hetaira pero en el ubiquipedium se dice que no era así y que los coetáneos de Pericles difundieron ese bulo para difamarle.
Quizás Callo, que es un hombre sabio, nos pueda aclarar este asunto.

Callo Tácito dijo...

Salve Olimpiodoro, disculpa que no te haya contestado antes pero, a semejanza de nuestro Emperador, andaba perdido por las montañas que rodean mi domus. Debo decir que, con respecto a este asunto de las hetairas, no soy muy entendido en él, entre otras cosas porque Tulia Germánica no lo vería con ecuanimidad. Pero he consultado con un liberto griego con el que he trabado amistad y me ha dicho lo siguiente. Que resulta que estas hetairas no se limitaban a atender los requerimientos físicos de aquellos que frecuentaban sus casas, sino también los intelectuales. Pues estas hetairas poseían un nivel cultural superior al del resto de las mujeres, y por ello sus casas se convertían en salones a los que acudían filósofos, políticos y escritores. Por eso, no solo Aspasia, que parece que sí era tal, cautivó al gran Pericles, sino que hubo otras muchas famosas hetairas como Friné, que encandiló a Praxíteles, o Dánae, que era frecuentada por Epicuro. Y no hay, por ello, que confundir a las hetairas con las pornaes, las vulgares meretrices del Pireo, o las aléutridas, que se diferenciaban de las anteriores por unos mejores modales y por una destreza en el manejo de la flauta, refiriéndome aquí al instrumento musical. Y tienes razón, Olimpiodoro, que no hemos contado los devaneos de ese cántabro que dices, pero sospecho que se trataba meramente de una pornae, pues no parece que ese cántabro buscara satisfacer sus necesidades intelectuales, sino las otras.

Ave.

Anónimo dijo...

Salve Callo. Muchas gracias por las explicaciones enciclopédicas. Eso sí, me ha dejado estupefacto con lo del "manejo de la flauta", incluso después de la aclaración.