martes, 8 de julio de 2008

ESCENAS DE ROMA

Estos días esta siendo muy comentada en el foro la epistula que circula por Roma y que cada vez va siendo firmada por más ciudadanos. Esta epistula fue redactada y firmada inicialmente por un grupo de eximios pensadores, pero más tarde se adhirieron a ella notorios atletas y, finalmente, ciudadanos comunes. Y esto no debe extrañar, pues la epistula esta redactada con una prosa clara y diáfana, y se limita a pedir cosas que alguien que no viviera en Roma, y no estuviera al tanto de las peculiares circunstancias, encontraría muy sorprendente que tuvieran que ser pedidas. Y por ello, la epistula ha pasado a ser conocida como la de la veritas manifesta o, sencillamente, el Manifestus.

Y lo que el Manifestus pide es que se respete el derecho de todos los romanos a ser educados en latín. Y parecería que esta petición tan sencilla estaría destinada a ser acogida con simpatía por todos los romanos, pero no ha sido así. Pues resulta que el Manifestus tiene la virtud de dejar a las personas en el lugar que realmente ocupan, que con frecuencia no es el que les gustaría ocupar, despojándolas de las caretas con la que se revisten cuando sus palabras no coinciden con sus actos. Y no es que este sea el caso del Emperador, pues éste ha rechazado el Manifestus sin ningún tipo de disimulo, pero en cambio ha causado un gran número de quebraderos de cabeza a sus pensadores oficiales, que se las han visto y deseado para razonar su rechazo. Y el caso más pintoresco ha sido el del vate Gamonedus, que en un despiste se adhirió inicialmente al Manifestus, pero luego, sudando, ha tenido que hacer titánicos esfuerzos para argumentar en la dirección opuesta al sentir sobre él la furibunda mirada del Emperador. Y así, cuanto más cristalina es la lógica del Manifestus, más opaco tiene que ser el lenguaje empleado por sus detractores, lo que hace que éstos lo odien aún más.

Y por otra parte, la situación de las finanzas continúa empeorando, pero el Emperador continúa reclamando la confianza de sus súbditos, y el ecónomo, para sorpresa de todos, ha dicho que con él no iba la cosa, ha comenzado a desgranar su letanía y cuando sus oyentes se han despertado él ya se había ido.

Y en estas circunstancias el Emperador se ha reunido con sus acólitos, pero no porque le parezca preocupante la situación económica, ni por estudiar las virtudes del Manifestus, sino porque ha decidido que ya es hora de que todos los romanos, sin excepción, sean educados en la fe verdadera, es decir en el progressus immaculatus, y abandonen las demás, especialmente la de los cristianos. Y una vez que todos los romanos estén unidos en la misma fe, la alternancia en el poder ya no tendrá sentido, y así lo ha manifestado el Emperador, con lo que el sistema político del ateniense Pericles recibirá su testamento definitivo. Y, por último, se ha preocupado de que los romanos tengan la posibilidad de acortar su estancia en el mundo sensible por cualquiera de sus dos extremos, al nacer o al morir.

Y así están las cosas por Roma, con ciudadanos que se ven obligados a firmar verdades manifiestas, con una severa crisis que amenaza la urbe y con el Emperador empeñado en convertir a la población a su fe. Y por eso hay quienes opinan que, al pretender que los romanos podamos ser extirpados de la existencia con facilidad, el Emperador ha sido inspirado por los Dioses con el fin de aliviar nuestros sufrimientos.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Admirado Callo,
acabo de leer la sorprendente noticia de que los súbditos de Maenoba, en la muy imperial Hispania Baetica, se han puesto de acuerdo con los fieles al procónsul y han decidido firmar el Manifestus.

c.hoyos dijo...

DOMINA CUPA dixit:

Salve Callo.

Creo que la polémica del Manifestus se debe a que éste no está escrito también en Samnita y en Sabino. Por eso hay gente que no se atreve a poner su rubrica. Parece ser que existe una maldición para todo samnita y sabino que apoye una declaración en romano. Se dice que si, llegado el caso, su nombre se relacionara con la lengua latina, a partir de entonces se llamarían señor García en vez de Garcí, o incluso Jose Luís en vez de Josep Lluis. La eficacia de esta maldición es grandísima porque su ámbito de influencia va desde Roma hasta la ciudad oriental donde comen con dos listoncillos de madera.

En cuanto a la poca importancia que le da el Emperador al estado de las Arcas, se rumorea que se debe a que el poder le empieza a afectar. Su mente ya no rige bien y se dice que empieza a creerse un ave exótica de grandes y apreciadas plumas, fuerte y esbelta y rápida en carrera. Dicha ave tiene la peculiaridad de que no puede volar debido a su tamaño y que es de naturaleza tímida. Ante cualquier atisbo de dificultad suele protegerse metiendo la cabeza en un agujero. Se dice también, que mientras se encuentra en esa postura, el ave se siente confiada y sonríe para sí.

El emperador muestra un mimetismo absoluto con dicha ave exótica. De hecho, hay romanos que aseguran que empiezan a verle las plumas.

Vale.D.C.

Aguijón dijo...

Salve Callo,
Me alegra ver que aparece ud. por el foro.
El manifestus tambien lo firmamos en Tarraco, donde echamos de menos la libertad para llevar a nuestros hijos a estudiar en la lengua del imperio.
Sirva como comentario que el circo en lenguas vulgares no es seguido y eso que el pretor Montillus despercicia millones de sestercios para financiar espectáculos "vulgares".
Ave,

Callo Tácito dijo...

Salve Striostrea. Pues es una noticia reconfortante esta que nos traes, porque demuestra que si el Emperador se hubiera adherido al Manifestus una gran mayoría de sus súbditos se habría apuntado con entusiasmo, pero en esto, como en tantas cosas, el Emperador consigue que sus acólitos obren en contra de lo que les dictan sus inclinaciones, y este parece ser un privilegio de su Divinidad.

Domina Cupa, no eres la única a la que le ha parecido ver semejanzas entre el Emperador y un ave, pues muchos consideran que es un pájaro de cuenta, y otros que es un pájaro bobo, aunque solemne.

Salve Aguijón, y aprovecho para enviar un saludo a la Tarraconensis. La verdad es que aparezco por el foro mucho menos de lo que me gustaría, pero el caso es que, en la actividad de escriba que me proporciona el stipendium, actualmente estoy sometido a una carga de trabajo inusual, especialmente en estas fechas.

Anónimo dijo...

Algunos augures vaticinan que nuestra lengua común, el latín, desaparecerá en unos siglos, si bien dará hermosos frutos en forma de variantes que se hablarán en Hispania, la Galia, la península itálica e incluso en la Dacia.
La lección que los romanos debemos extraer es que lo importante no es la supervivencia de tal o cual lengua, sino la eficaz comunicación entre las personas.

Callo Tácito dijo...

Pues sí, Olimpiodoro. Y por eso, si desapareciera la lengua común de Roma desaparecería la posibilidad de comunicación entre sus distintas regiones y, con eso, su propia viabilidad (que es precisamente lo que más les agradaría a samnitas y sabinos)

p.s. El otro día Apóstolos Genitalis me contó que había tenido el placer de conocerte en persona.

Anónimo dijo...

Así es, Callo. Tuve el gusto de conocerlo en la presentación del libelo de Alfredo el galo.
Resultó muy divertido conocer también los diferentes seudónimos con los que nos presentamos en este foro y en el del gran cronista Santiago.

Anónimo dijo...

Creo necesario hacer una matización pues mi primer postum y el de Callo parecen contradictorios.
Las lenguas evolucionan y a veces incluso desaparecen de acuerdo a las necesidades de los hablantes y los cambios sociales.
Lo dramático en la Roma actual es que los gobernantes samnitas y sabinos pretender debilitar, por decretum y mediante coacción, al latín, la lengua que es precisamente y sin comparación la que mejor permite la comunicación a lo largo del Imperio y la que por tanto los romanos usan con frecuencia.

10 dijo...

Ave, Jorro.

Blogus iste dexcoionantum est.Una cronica sobre el vicesenador Iosepphus (Pepinnus para los hostes) Albus bienvenitae seria.

Cronicae de Apostolo ego fan sum.

Salve al Manifestus!

Ego Claudia, patricia romana.

Callo Tácito dijo...

Olimpiodoro, como dice el pensador Arcadio Gladius en este brillante artículo, simplemente los ingenieros nacionalistas están triunfando.

Bienvenida al foro Claudia. Desde luego, el Prefeto Cucúmbero Albo merece, no una, sino una sucesión de crónicas. Démosle tiempo, porque nunca defrauda.

Ave, y salve al Manifestus.