Juan Josué, el patriarca de los sabinos, ha emitido en edicto según el cuál, en adelante, los carteles y los rótulos de los establecimientos públicos deberán ser redactados en esta lengua, y los empleados deberán usarla para atender a los clientes. Y en esto sigue el camino ya emprendido hace tiempo por los samnitas e incluso por los gobernantes de las ínsulas, que aspiran a independizarse de Roma para ser conquistados por los samnitas.
Y es este asunto de las lenguas de difícil comprensión, como todos los que afectan a sabinos y samnitas, porque es bien sabido que antes de emprender cualquier acción, tanto sabinos como samnitas invocan ruidosamente grandes Ideas, como si fueran éstas las que guiasen su actuación. Y son estas Ideas variadas, pero siempre bellas, tales como los derechos de los pueblos oprimidos, o la preservación de sus culturas. Pero ya nos advirtió el ateniense Platón que estas Ideas son puras siempre que se mantengan en el éter, pero que al contacto con el flujo del mundo real, son inexorablemente corrompidas. Y hay que decir que las Ideas que suelen invocar sabinos y samnitas tienen tendencia a la rápida putrefacción, como un pescado que fuera dejado a pleno sol en verano en el puerto de Parténope.
Y así por ejemplo, en relación al asunto del que hoy hablamos, se suele invocar la Idea, de apariencia noble, de que todos los habitantes de las regiones gobernadas por sabinos o samnitas deben tener derecho a ser atendidos en la lengua que escojan. Y esta Idea, cuya formulación presenta una bella simetría, se corrompe en cuanto es trasladada al mundo sensible. Porque, dado que todos los habitantes de las regiones gobernadas por sabinos y samnitas hablan el latín, pero solo algunos la lengua regional, resulta que la Idea limita el acceso a las cuesturas, preturas y demás sinecuras a los que hablan la lengua autóctona, dejando fuera a los que sólo hablan latín. Y esto, a su vez, acaba provocando un segundo efecto, más sutil pero más pernicioso, que consiste en la asunción de que los nativos, que son los que en teoría conocen la lengua autóctona, tienen derecho a un status superior al de los no nativos, lo que acaba siendo interiorizado por ambas partes, y rompiendo la uniformidad del status civitatis.
Y hay quienes sospechan que los sabinos y samnitas invocan las Ideas, pero en realidad conocen de antemano y buscan el resultado corrompido, y al actuar así obran como si intentaran ocultar un cuerpo enfermo y lleno de llagas purulentas con vistosas vestiduras. Pero lo cierto es que por el momento las llagas no parecen ser visibles para la mayoría de los ciudadanos, y sabinos y samnitas siguen extendiendo su poder a expensas de Roma.
Y es este asunto de las lenguas de difícil comprensión, como todos los que afectan a sabinos y samnitas, porque es bien sabido que antes de emprender cualquier acción, tanto sabinos como samnitas invocan ruidosamente grandes Ideas, como si fueran éstas las que guiasen su actuación. Y son estas Ideas variadas, pero siempre bellas, tales como los derechos de los pueblos oprimidos, o la preservación de sus culturas. Pero ya nos advirtió el ateniense Platón que estas Ideas son puras siempre que se mantengan en el éter, pero que al contacto con el flujo del mundo real, son inexorablemente corrompidas. Y hay que decir que las Ideas que suelen invocar sabinos y samnitas tienen tendencia a la rápida putrefacción, como un pescado que fuera dejado a pleno sol en verano en el puerto de Parténope.
Y así por ejemplo, en relación al asunto del que hoy hablamos, se suele invocar la Idea, de apariencia noble, de que todos los habitantes de las regiones gobernadas por sabinos o samnitas deben tener derecho a ser atendidos en la lengua que escojan. Y esta Idea, cuya formulación presenta una bella simetría, se corrompe en cuanto es trasladada al mundo sensible. Porque, dado que todos los habitantes de las regiones gobernadas por sabinos y samnitas hablan el latín, pero solo algunos la lengua regional, resulta que la Idea limita el acceso a las cuesturas, preturas y demás sinecuras a los que hablan la lengua autóctona, dejando fuera a los que sólo hablan latín. Y esto, a su vez, acaba provocando un segundo efecto, más sutil pero más pernicioso, que consiste en la asunción de que los nativos, que son los que en teoría conocen la lengua autóctona, tienen derecho a un status superior al de los no nativos, lo que acaba siendo interiorizado por ambas partes, y rompiendo la uniformidad del status civitatis.
Y hay quienes sospechan que los sabinos y samnitas invocan las Ideas, pero en realidad conocen de antemano y buscan el resultado corrompido, y al actuar así obran como si intentaran ocultar un cuerpo enfermo y lleno de llagas purulentas con vistosas vestiduras. Pero lo cierto es que por el momento las llagas no parecen ser visibles para la mayoría de los ciudadanos, y sabinos y samnitas siguen extendiendo su poder a expensas de Roma.
10 comentarios:
Más bien parece que los ciudadanos no quieren ver las llagas y están dispuestos a sufrir el sacrificio de su libertas en nombre de ideales muy inferiores y que, en muchos casos, asemejan delirios de mentes febriles, como ese del derecho a ser atendido en vascón en los establecimientos privados o la conservación de las lenguas por ser "patrimonio cultural", como si estas en lugar de un potens medio de comunicación fuesen bustos y estatuas que deben ser expuestos en los museos.
Por cierto, echaba de menos estos encuentros en el ágora electrónica.
Pues sí Olimpiodoro. Y esa merma de la libertad de los ciudadanos es la más grande de las llagas que los nacionalistas intentan ocultar con bellas palabras, pero una sociedad dócil y acostumbrada a tolerar la falta de libertad les resulta muy conveniente a los gobernantes.
p.s. Yo también he echado mucho de menos estas veladas en el foro. Saludos.
Muchas cosas han pasado, oh Callo, desde que partió usted en misión para nosotros desconocida.
La delegatio hispana de jugadores de esfera se hizo con la victoria en los magnos juegos europeos celebrados en tierras hevéticas y germánicas, batiendo precisamente en el juego final a la mismísima delegatio germánica y en el corazón de Viena, precisamente donde hace VXX años campaba por sus respetos Adolfo el Maligno.
Es difícil de imaginar la reacción que en todos los rincones de Hispania tuvo tamaña gesta.Sólo le diré que se produjeron varios milagros y que el mismo Emperador, que tanto se había mofado de quienes hasta hace poco tenían el valor de pasear la bandera de Hispania, o de emocionarse con su himno, se apresuró a subirse en su nave estelar para ponerse al frente de la manifestación de banderas e himnos como si esto fuera para él el estado más natural de las cosas.
Más milagroso aún fue que en pleno territorio de sabinos, galaicos, baleares y samnitas las manifestaciones de jubilo, los himnos y las banderas que tantos años llevaban desaparecidos pudieran ser escuchados y vistos por doquier en manos de gentes nobles de esas tierras hartas de vivir con complejos y miedos, por otra parte más que justificados.
Se da la circunstancia de que precisamente ahora se cumplen XI años del asesinato de Miquelangelo Albo a manos de los más abyectos criminales de la tribu sabina y que aquel crimen tan pavoroso tuvo al menos una virtud: la de desatar una reacción tan espontánea -y tan parecida a la que ahora acabamos de ver con un motivo mucho menor: el de la victoria patria en unos simples juegos de esfera- que a muchos ultranacionalistas sabinos, samnitas, galaicos, baleares... y a sus cómplices en el Gobierno de Hispania, empezando por el propio Emperador, les ha recordado lo que pueden cambiar las cosas en apenas unos días y cómo las más siniestras conspiraciones del mal pueden llegar a hundirse y convertirse en efímero humo en custión de días cuando a reacción del pueblo se desboca ante una noble causa. Como lo hizo en aquella malhadada canícula en la que Hipania entera se unió primero en un llanto y luego en un grito de furia y de dolor, que estuvo cerca de arrojar al averno a aquellos conspiradores como Javier "manus sanguinis" Arzalluz y todos sus cómplices y sicarios, que nunca debieron salir de allí, pues es allí a donde pertenecen y en donde muchos vascones esperamos que acaben más temprano que tarde.
Así las cosas Callo, al menos con estos extraordinarios acontecimientos algunos han vuelto a acordarse de que avisados están y que la furia de Júpiter cuando es provocado a veces no tiene límites.
Salve Apóstolos. Pues aunque debo reconocer que no soy muy aficionado a los tales juegos de esfera, resulta que asistí al encuentro final en compañía de un germano tan soberbio como acostumbran a serlo los de su tribu, lo que me proporcionó gran satisfacción según se iba desarrollando el encuentro.
Y estoy de acuerdo en que la explosión de banderas, especialmente en territorios donde habitualmente la gente siente vergüenza o miedo al exhibirlas, revela que existe un fuerte sentimiento latente entre los ciudadanos. De hecho, hace tiempo que el Emperador descubrió este sentimiento en las masivas manifestaciones de ciudadanos que se produjeron cuando negociaba con los asesinos sabinos, de modo que intentó rentabilizarlo inventando la marca “Gobierno de Roma”, pues para él, que parece carecer por completo de sustancia, tanto da vender convicciones como embutidos. Por cierto que según he podido ver en otros foros, como los sabinos no desperdician ocasión para demostrar vileza, enviaron a su guardia pretoriana para disolver a pacíficos ciudadanos que enarbolaban sus banderas para celebrar la victoria.
Y tienes razón en que en raras ocasiones el pueblo reacciona con fervor ante nobles causas, como ocurrió hace XI años. Sin embargo yo soy pesimista, porque creo que estos arrebatos son de escasa duración, y cada vez me parece detectar con más frecuencia una extraña tendencia entre la ciudadanía que lleva a considerar de mal gusto sudar por las convicciones políticas y que conduce al fatalismo.
Ave
Ave Callo Tácito,
Me alegra tenerle otra vez discutiendo en el Foro.
Cuando escuché ayer el edicto, recordé como Adolfix Hitlerius marcó todos los comercios de quienes no eran de la raza supuestamente superior. Luego los llevó a unos campos en los que fueron sacrificados.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra...
Ave
Salve Aguijón. La comparación no es en absoluto descabellada, pues no podemos olvidar que entre los sabinos continúa campando por sus respetos una banda de asesinos, y los carteles de las tiendas les pueden orientar inmediatamente acerca de quienes son dóciles y quienes no.
En todo caso, hermanos, alegrémenos porque hoy es un gran día para la libertad: una ciudadana secuestrada desde hace seis años por un grupo de asesinos de Nova Hispania, con ciertos parecidos a los sabinos,ha sido liberada por la guardia del gobierno democrático de aquellos lares.
Brindo por eso, Olimpiodoro (no así Suso de Taurus) Hoy siento cierta envidia por Nova Hispania.
Admirado Callo,
como veo que hace referencia a Suso de Taurus, traigo esto al foro. Parece que el decretorum de los sabinos y las multas que van a poner (de hasta 900.000 leurum) no significan para él utilización política de las lenguas.
Estimada Striostrea, Lo bueno de Suso de Taurus es que nunca defrauda, y yo también estaba pensando traer al foro sus comentarios en relación con el manifiesto a favor de la lengua común. En cualquier caso, tenemos que hablar detenidamente de él un día de estos.
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