Por su interés, reproduzco textualmente una conversación mantenida ayer en el foro, que ayuda a aclarar algunos conceptos.
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Apóstolos Genitalis:
Ave crem, Callo.
Como descendiente de sabinos de pura raza sabina (desde al menos hace CD años -como puedo demostrar por las inscripciones encontradas en un templo de mi aldea sabina y que serían la envidia de muchos que ejercen de sabinos puros sin serlo y de otros que simplemente aspiran a ser admitidos en la tribu pese a la impureza de su sangre- pero siendo un sabino que se resiste a pasar por el aro del sabinismo de Sabino, y valga la redundancia, miedo me da el nuevo rumbo que quiere dar a la galera pepera Basagoitus Interruptus.
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Callo Tácito:
Salve Apóstolos, es un placer verte por el foro.
Debo aclarar que siempre que digo “sabinos” me estoy refiriendo a los fanáticos nacionalistas que gobiernan aquéllas tierras, seguidores de un orate racista que edificó sus teorías sobre el decoro de las distintas danzas regionales y otros asuntos de similar relevancia, y no a los que como tú habéis nacido allí, y sois descendientes de otros que allí vivieron mucho tiempo antes que tú. Jamás se me ocurriría llamaros a todos por el mismo nombre, y mucho menos que éste fuera el de “sabinos”. De hecho, un ferviente sabino puede haber nacido, digamos, en la Bética, y con frecuencia estos son los peores.
De modo similar, cuando hablo de los samnitas me refiero a los nacionalistas de aquella zona, y no a todos sus habitantes. Y ocurre que todos estos nacionalistas, tan orgullosos de las diferencias que respectivamente se han inventado, son muy parecidos entre sí, del mismo modo que los más radicales forofos de dos aurigas rivales del hipódromo son prácticamente indistinguibles.
Y lo que el Procónsul y Basagoitus Interruptus parecen querer hacer es flexibilizar sus convicciones para hacerlas compatibles con un eventual pacto con los sabinos, que estiman necesario para alcanzar el poder. Y esto es un problema derivado de la legislación de los comicios, que da a los sabinos y samnitas un poder desmesurado, y del propio valor del nacionalismo como mercancía de venta a los ciudadanos, dado que desde que nuestras madres nos trasmitían en la infancia que éramos más listos y más monos que los demás, generalmente sin fundamento, a todos nos gusta que nos revelen que somos diferentes y mejores que el resto, especialmente si no nos cuesta esfuerzo.
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Apóstolos Genitalis:
En efecto, Callo, siempre me he considerado un vascón y me alegro de que me aclares los términos que utilizas. Los vascones y los sabinos cada vez tenemos menos cosas en común y no veas cómo les fornica a los segundos que les recordemos que somos tanto o más vascones que ellos. Especialmente los que procendentes de otras partes de Hispania y deseosos de verse aceptados pr la tribu -cosa que nunca conseguiran, pues siempre serán para la tribu ciudadanos de segunda, "como los germanos en Maiorca" que dijo Javi "manus sanguinis" Arzallus- someten sus nombres a cirugía onomástica para tratar de borrar lo imborrable: sus orígenes y su profunda imbecílitas.
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Y para finalizar, una perla de Dómina Cupa: "casi nadie parece entrar en éxtasis como ella (la Vestal) entra cuando habla del "nuevo modelo de gladiador", que parece ser un cruce entre Cristina Almeidae y el orador Antonio Galax"