jueves, 24 de abril de 2008

EL ACUEDUCTO DE LOS SAMNITAS

El caudillo de los samnitas ha proclamado que quiere ser él quien contrate a quienes van a construir el acueducto que llevará agua del Tiber a sus ciudades. Es este caudillo un hombre de aspecto afable que se expresa con gran dificultad tanto en latín como en el habla samnita, abundando en silencios y vacilaciones y generando gran desconcierto en el oyente, defecto que él atribuye a la opresión que los samnitas vienen sufriendo por parte de Roma desde los tiempos de Pirro. Y la historia de este acueducto es esta. Que los samnitas se habían opuesto a que se construyeran otros iguales que llevaran el agua desde los ríos del norte de Roma hasta Apulia y Calabria, permanentemente necesitadas de agua. Y los samnitas habían alborotado y habían dicho que los acueductos insultaban al espíritu de los ríos, y que los de Apulia no usaban el agua para beber o regar, sino que la desperdiciaban en las termas, que ya se sabía cómo habían sido los de Sibaris con sus desmesurados refinamientos. Pero sucede que este pasado año fue poco pródigo en lluvias en Campania, y las ciudades samnitas comenzaron a padecer escasez de aguas. Por eso, hace unas semanas nuestro Emperador, gran amigo del caudillo de los samnitas, decidió construir un acueducto, pero no hacia Apulia y Calabria, sino hacia tierras samnitas. Y para que los apulianos y calabreses no se sintieran agraviados, lo hizo en secreto, de modo que cuando los viajeros que venían de la Campania contaban que los arcos de un nuevo acueducto se alzaban ya contra el cielo, echó la culpa al procónsul Mariano y echo un cierto número de sus seguidores a los leones para que sirvieran de escarmiento. Finalmente, ante la abundancia de viajeros y la mayor prudencia mostrada al esconderse por los seguidores de Mariano, el Emperador afirmó solemnemente que la obra no era un acueducto, sino un monumento a Júpiter. Pues bien, ocurre que este acueducto tenía que ser construido con dinero proveniente de las arcas de Roma, y el caudillo samnita se vanaglorió de no tener que desembolsar un solo sextercio. Sin embargo ahora, como se ha dicho, este caudillo desea ser él quien elija a los constructores. Y hay quien dice que esto se explica por el “III de cada C”, lo que quiere decir que de cada cien sextercios que reciben los constructores de las arcas públicas deben reembolsar tres al caudillo samnita, pero de todo esto no se más de lo que se dice.

1 comentario:

Nestorio Falco dijo...

Hola: la narrativa esta buena, sobre todo le descripción de las actitudes personales.
Estoy escribiendo una novela ambientada en el 245 dc, cuyo personaje principal es un romano de origen samnita (de Aesernia). Buscando mas datos sobre Samnium es que dí con este foro.