lunes, 22 de noviembre de 2010

LOS COMICIOS SAMNITAS

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El tercer día anterior a las calendas de diciembre tendrán lugar los comicios samnitas. Y es por eso que creo que es una buena ocasión para hablar de esta tribu singular.

Y lo primero que hay que decir es que los samnitas están muy orgullosos de su sentido común, que ellos llaman seny, gracias al cual, en pocas décadas de gobierno samnita, su capital ha pasado de ser un decadente foco de cultura a un modelo de sencillez rústica del agro. Los samnitas acostumbran a tocarse con un peculiar gorro carmesí con el extremo enrollado como trompa de paquidermo, razón por la que se conoce este gorro como barritante o barritina. También acostumbran a envolverse en su bandera siempre que cualquiera de ellos es criticado, y con esto quieren decir que quien critica a uno de ellos critica a toda la tribu.


Y ocurre con los samnitas algo muy parecido a lo que pasa con los sabinos: que dicen que la provincia que ocupan no forma parte de Roma, y que, por el contrario, es de su exclusiva propiedad. Y ello a pesar de que en esa provincia viven tanto samnitas como no samnitas, aunque hay que decir que estos últimos, dado las grandes ventajas que reporta la pertenencia a la casta samnita, acostumbran a practicar técnicas similares a la del camaleón, que se torna del color del paisaje circundante con el fin de confundirse con él. Y el ejemplo más conspicuo de esto es el actual gobernador de la provincia, un oriundo de la Bética que ha renunciado incluso a su idioma, en el que tenía grandes dificultades para expresarse, para adoptar el samnita, en el que las tiene todas.

Y es este gobernador una persona con la expresión beatífica de aquél que ha salido indemne de todos sus encuentros con el conocimiento. Y es por eso por lo que es llamado Flabergasto. Y, como el resto de los candidatos que se presentan a los comicios, Flabergasto anda intentando convencer a los electores de que él es la mejor opción posible de entre todos ellos. Y por eso sus consiliarii, como los del resto de los candidatos, se devanan los sesos para intentar mostrar todas sus virtudes, o, al menos, procurar que sus defectos no sean demasiado evidentes.
Y todos los consiliarii parecen haberse puesto de acuerdo en que, dado el funesto estado de la res pública en general, y el bajo nivel de los candidatos en particular, es mejor dirigir la atención del populus hacia otras cosas más alegres. Y por eso todos ellos se han lanzado, sin venir a cuento, a hablar del coito y sus dependencias. Y el más osado en esto ha sido el propio Flabergasto, el cual, a pesar de que su apariencia no permitía presagiar grandes alardes en este campo, ha prometido a las puellae que, si introducen el voto que lleva su efigie en la urna, obtendrán en ese momento el clímax con el que la Diosa Venus premia a sus seguidores. Y otra de las candidatas se exhibe en el foro envuelta en una sucinta clámide, haciendo como que se la quita o no se la quita, lo que parece estimular el fervor del populus. Y hay incluso un tercero que ha incluido en su facción a una trabajadora del amor, como si prometiera que recibirá a sus electores, si no con los brazos abiertos, tal vez con otras partes de su anatomía igualmente abiertas.

Y de este modo en los comicios samnitas se ha impuesto, como argumento transversal, la sonrisa vertical, lo que parece indicar que esta provincia jovial ha decidido emprender el camino a la ruina dentro de la comitiva de Baco, y al son de la flauta de Fauno.

sábado, 13 de noviembre de 2010

ALGO MÁS SOBRE LOS SABINOS

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Y estos días recibo en mi domus a un amigo que habita más allá del limes. Y anoche, mientras despachábamos la frugal colación que conviene, tanto a mis personales hábitos, como a la situación económica general de Roma, este amigo se interesó por lo que ocurre en la provincia donde habitan los sabinos. Y hay que empezar diciendo que esta provincia está habitada, tanto por los sabinos, como por los que no son sabinos.

Los sabinos fueron creados por un demiurgo del cual toman su nombre, que a su vez era, según algunos, un hijo de la diosa Manía, y, según otros, un hijo de la Grandísima, lo que, según creo, hace referencia a una deidad local. Después de que su creador abandonara este mundo, la tribu de los sabinos fue guiada por el heptamilenario druida Abiectus Arzaius, de quien ya hemos hablado en alguna ocasión, en una peregrinación interminable en la que fue acumulando agravios por parte de Roma. Y hay que decir que la doctrina de la tribu de los sabinos se basa en dos conceptos elementales: que la provincia en la que habitan no forma parte de Roma, y que ellos son sus propietarios. Y para desarrollar estos conceptos cuentan con la ayuda eficaz de una banda de asesinos, que a lo largo de muchos años se ha dedicado a persuadir, aterrorizar, o matar, según los casos, a todos aquéllos que se mostraban refractarios a su doctrina.

Y entre los que no son sabinos se encuentran tanto los seguidores del Procónsul como los seguidores del Emperador, aunque la situación de estos últimos es más confusa. Pues el Emperador, en su bondad, y dentro de la estricta observancia del progressus immaculatus y de la aequidistantia, tras los comicios en los que resultó elegido se empeñó en conseguir la Pax Romana Sonriente. Y para ello, en lugar de perseguir a los asesinos sabinos, ponerlos a disposición del Cuestor, y enviarlos al ergástulo, decidió llegar a un acuerdo con ellos. Y hay que decir que esto lo hacía al mismo tiempo que firmaba un Sagrado Acuerdo con el Procónsul comprometiéndose a no tener jamás tratos con los dichos asesinos, ni con el resto de sabinos que se benefician de sus crímenes.

Pero transcurrido el tiempo, viendo que la Pax Sonriente no acababa de llegar, y que los asesinos continuaban matando como acostumbran, el Emperador pareció recapacitar. Y desde las últimas elecciones celebradas en la provincia gobierna en ella uno de sus delegados, Bismarco Pachilopiscis, que desplazó a los tradicionales gobernantes sabinos apoyado por el delegado de la facción del Procónsul, lo que inauguró una época de esperanza para los atribulados habitantes no sabinos de la provincia.

Y, tras exponer sucintamente estos antecedentes, pasé a describir a mi invitado los acontecimientos de mayor actualidad. Ocurre que el jefe de la facción del Emperador en la provincia, cuyo nombre es Eguigurio, ha sido llamado para declarar en los Tribunales en los que está siendo juzgado un miembro de la banda de asesinos sabinos. Y lo que ha llamado la atención en el foro es que Eguigurio va a acudir, pero para declarar en favor de éste. Y a esto se ha añadido el hecho de que el propio Eguigurio ha contado que, en distintas ocasiones, ha compartido manduca con uno de los más conspicuos asesinos sabinos. Y Eguigurio ha añadido que este asesino es una persona campechana y jovial, y para darse cuenta de ello sólo hay que hacer un pequeño esfuerzo para no fijarse en la extensa procesión de espectros que siempre lo acompaña, y que son las personas que ha ido asesinando a lo largo de su vida. Y hay quien opina que Eguigurio, al comportarse de este modo, lo que intenta es evitar engrosar dicha procesión. Y ayer, mientras Eguigurio paseaba por el foro y la gente se arremolinaba en torno a él para preguntarle por sus relaciones con el asesino sabino, Pachilopiscis saltó adelante con la gallardía de un gladiador, algo muy poco acorde con su naturaleza, e increpó a los espectadores diciendo que Eguigurio es en realidad, un hombre bueno. Y hay quienes dicen que Pachilopiscis podía haber realizado ese alarde de energía en un momento anterior, concretamente uno que ha tenido lugar muy recientemente, en el que el Emperador ha negociado, a sus espaldas, un acuerdo con los mismos sabinos a los que Pachilopiscis desalojó del poder tras los comicios.

Y al llegar a este punto tuve que interrumpir mi explicación, pues advertí que mi invitado me miraba con la boca en forma de “o”, se llevaba el dedo índice a la sien realizando un movimiento rotatorio, y, en su propia lengua exclamaba “estos romanos están majaretas”, algo que juzgué enigmático pero significativo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL EMPERADOR Y LA COMUNICATIO

Recién llegado de un largo viaje que me ha llevado más allá del limes, vuelvo a estar en Roma reencontrándome con mis asuntos cotidianos. Y tengo que decir que, aunque en el trascurso de mis peregrinaciones he visto y oído cosas que desafían la capacidad de comprensión de los hombres, nada supera en maravilla a los sucesos cotidianos de Roma. Y es que el comportamiento habitual de los romanos excede en singularidad a, por ejemplo, las costumbres de los sciapodos que habitan las áridas tierras meridionales, los cuales, dada la ausencia de árboles y las altas temperaturas de los lugares en que viven, se proporcionan sombra con su propio pie.

Y lo primero que me cuentan es que el Emperador ha consultado a un nuevo colegio de arúspices que practican un culto mistérico al que llaman demoskopia, llamándose ellos mismos demoskopos. Y se dice que estos demoskopos, tras contemplar el vuelo de unas aves, diseccionar las entrañas de otras, y escudriñar los cielos tormentosos para averiguar lo que Júpiter nos intenta decir mediante sus fulgores, han llegado a la conclusión de que el Emperador no es amado por sus súbditos. Y hay quien dice que, para llegar a esa conclusión, no hacía falta destripar pájaros ni contemplar el cielo bajo la lluvia con grave riesgo de su salud, puesto que les habría bastado con darse una vuelta por el foro. Y al decir esto se refieren a que en allí la gente se dedica, olvidando el respeto, la veneración, y el temor que el Emperador debería provocarles, a criticarlo abiertamente cuando no a insultarlo. E incluso hay quien por las noches se anima a pintar, armado con un carboncillo, bigotes en las efigies del Emperador, e incluso cejas que acentúan las que naturalmente lo adornan, dejándolas de este modo decoradas para diversión de los que la contemplan al día siguiente.

Y es que las arcas de Roma están exhaustas, y la gestión que el Emperador ha hecho de los asuntos económicos no ha contribuido a realzar su prestigio. Y el Emperador sabe que Roma está en bancarrota, y sabe que sus súbditos no lo aman, pero no acierta a relacionar ambas cosas. Y, considerándose incapaz para resolver lo primero, ha decidido poner freno a lo segundo. Y al ser consultados al respecto los demoskopos le han revelado que lo importante no es hacer algo sino hablar mucho. Y cuentan los que estaban allí que, mientras los demoskopos formulaban esta afirmación, se miraron entre ellos y exclamaron eureka, pues, afirmaron, acababan de descubrir la propaganda. Y, convencido y entusiasmado por la idea, el Emperador ha decidido otorgar plenos poderes al jefe de los pretorianos Rubor Calvus, que es llamado así en consideración a una virtud moral y a una característica física, respectivamente la capacidad para sentir vergüenza ante sus actos y la abundante cabellera, de las que los dioses no han querido dotarle. De modo que Rubor Calvus ha sido investido de los poderes extraordinarios de un dictator tal y como requiere la situación, y ha recibido el encargo de detener la pérdida de afecto de sus súbditos como sea, que es un añadido con el que el Emperador acostumbra finalizar sus frases. Y, bajo las órdenes de Rubor Calvus los pretorianos se han puesto a la acción y han emprendido inmediatamente dos tareas, consistiendo la primera en decretar una nueva persecución contra el Procónsul y sus seguidores. Y esto los ha cogido por sorpresa, porque el Procónsul había adivinado la táctica de los seguidores del Emperador consistente en echarles la culpa de todo. Porque cuando el Emperador era sorprendido negociando con los asesinos que habitan en tierras de los sabinos, el Procónsul era flagelado por practicar la crispatio; y cuando las arcas de Roma se vaciaban, el Procónsul era acusado de no tirar de la cuadriga; y si, con el fin de evitar nuevas persecuciones, el Procónsul se hacía el simpático, era inmediatamente denostado por aspirar únicamente al poder. Y es por esto por lo que el Procónsul permanecía oculto y sin atreverse a alzar la voz, lo que no le ha servido de nada ante esta nueva campaña de Rubor Calvus.

Y hay que decir que la segunda de las acciones que ha emprendido el Emperador y los pretorianos consiste en volver a negociar con los asesinos sabinos, pero de todo esto creo que habrá sobradas ocasiones de hablar en las próximas calendas.