En estos días ha sido muy comentado por el foro el idilio protagonizado por Vermículus Tonante, el iudex máximo del Emperador, y Garzax, conspicuo iudex independiente de la justicia que también es conocido, como ya se contó en su momento, como Illuminatus Rex.
Y es que la afición por los idilios, los poemas pastoriles del siciliano Teócrito, se ha extendido entre algunos iudices y accusatoris, de modo que se han acostumbrado a representarlos acompañados de miembros de la facción del Emperador. Pero dado que muchos de estos iudices, accusatoris y, en general, partidarios del Emperador, son tan aficionados a la poesía bucólica como a la cinegética, han creado un género poético mixto, a medio camino entre las églogas del inmortal Virgilio y el culto a Diana cazadora. Y es por esto que hace unos días Vermículus y Garzax fueron vistos mientras protagonizaban uno de estos idilios, pertrechados con fieros arcos consagrados a la Diosa virgen, y ataviados con cortas túnicas de lana que evocaban el atuendo de los pastores de Arcadia y les proporcionaban un aire de gentil delicadeza, excepto cuando tenían que agacharse para recoger las flechas.
Y es característico de este nuevo género teatral que los actores se limitan a hablar de la naturaleza, y desdeñan, por vulgares, todos los temas propios de la vida cotidiana. Y un ejemplo de esto que digo es este fragmento de lo que representaron Vermículus y Garzax en su última obra pastoril:
GARZAX: Dígote amado Vermículus que una plaga de gaviotas azules se cierne sobre nuestra bienamada Arcadia, y yo he cargado sobre mis pobres espaldas la titánica tarea de detenerlas (toca una flauta mientras V. lo contempla embelesado). Pues bien conocemos el poder de destrucción de estas gaviotas, que ya consiguieron en una ocasión devorar por completo la rosa roja en nuestra tierra, e instaurar en su lugar un reino de tinieblas. ¡Ahí va una! ¡Toma! (suelta una flecha certera, y una gaviota azul cae atravesada).
VERMÍCULUS: ¡Ah, gentil Garzax! Veo que conservas tu vista aguda, y tu habilidad en el manejo de las aves, la misma que demostraste en el asunto del Faisán, (realiza una delicada danza alrededor de Garzax). Ahora que la rosa ha vuelto a florecer en la Arcadia, es menester que dediquemos nuestros esfuerzos conjuntos a que permanezca por siempre inmarcesible.
Dicen, sin embargo, quienes han tenido ocasión de contemplarlos en acción, que esta manera forzada de hablar resulta artificiosa y poco convincente.
Y es que la afición por los idilios, los poemas pastoriles del siciliano Teócrito, se ha extendido entre algunos iudices y accusatoris, de modo que se han acostumbrado a representarlos acompañados de miembros de la facción del Emperador. Pero dado que muchos de estos iudices, accusatoris y, en general, partidarios del Emperador, son tan aficionados a la poesía bucólica como a la cinegética, han creado un género poético mixto, a medio camino entre las églogas del inmortal Virgilio y el culto a Diana cazadora. Y es por esto que hace unos días Vermículus y Garzax fueron vistos mientras protagonizaban uno de estos idilios, pertrechados con fieros arcos consagrados a la Diosa virgen, y ataviados con cortas túnicas de lana que evocaban el atuendo de los pastores de Arcadia y les proporcionaban un aire de gentil delicadeza, excepto cuando tenían que agacharse para recoger las flechas.
Y es característico de este nuevo género teatral que los actores se limitan a hablar de la naturaleza, y desdeñan, por vulgares, todos los temas propios de la vida cotidiana. Y un ejemplo de esto que digo es este fragmento de lo que representaron Vermículus y Garzax en su última obra pastoril:
GARZAX: Dígote amado Vermículus que una plaga de gaviotas azules se cierne sobre nuestra bienamada Arcadia, y yo he cargado sobre mis pobres espaldas la titánica tarea de detenerlas (toca una flauta mientras V. lo contempla embelesado). Pues bien conocemos el poder de destrucción de estas gaviotas, que ya consiguieron en una ocasión devorar por completo la rosa roja en nuestra tierra, e instaurar en su lugar un reino de tinieblas. ¡Ahí va una! ¡Toma! (suelta una flecha certera, y una gaviota azul cae atravesada).
VERMÍCULUS: ¡Ah, gentil Garzax! Veo que conservas tu vista aguda, y tu habilidad en el manejo de las aves, la misma que demostraste en el asunto del Faisán, (realiza una delicada danza alrededor de Garzax). Ahora que la rosa ha vuelto a florecer en la Arcadia, es menester que dediquemos nuestros esfuerzos conjuntos a que permanezca por siempre inmarcesible.
Dicen, sin embargo, quienes han tenido ocasión de contemplarlos en acción, que esta manera forzada de hablar resulta artificiosa y poco convincente.